México, 11 jul.- Ocho personas fueron halladas hoy asesinadas en dos hechos violentos ocurridos en Jalisco y Sinaloa, estados del oeste y noroeste de México respectivamente, informaron fuentes oficiales.
En el primer caso cuatro miembros de una familia fueron asesinados y dos más resultaron heridos tras ser atacados en su domicilio del municipio de Chimaltitán por varios hombres armados en Jalisco, cerca del vecino estado de Zacatecas.
Fuentes de la fiscalía de Jalisco informaron hoy de que este martes sujetos armados y encapuchados irrumpieron en una casa con la intención de secuestrar al joven Jaime Bramasco Solís, ataque que le costó la vida a él y a los demás miembros de su familia.
En el lugar quedaron los cuerpos sin vida de Jaime, su padre Salvador Bramasco Escatel, de 79 años, su hermano Fredy Pascual, de 19, y su primo Valentín Bramasco Escatel, de 22.
También resultaron lesionadas la madre y la esposa de Bramasco Solís, quienes fueron trasladadas heridas a Guadalajara, la capital del estado.
Medios locales han informado de que la acción fue perpetrada por presuntos sicarios que se desplazaron en una docena de vehículos por Chimaltitán.
Peritos del Servicio Médico Forense encontraron una bolsa de marihuana presuntamente en el bolsillo del pantalón de Jaime Bramasco Solís, además de casquillos de un arma AK-47 en la vivienda.
La Procuraduría General de Justicia de Jalisco abrió una investigación para determinar la causa de los hechos y tratar de dar con los presuntos responsables.
Por otra parte en Sinaloa, noroeste de México, esta mañana fueron localizados los cadáveres de cuatro jóvenes asesinados a balazos en la comunidad conocida como ejido 20 de Noviembre.
Los cuerpos se encontraban en una zona rural en los límites entre Guasave y Salvador Alvarado.
Los muertos, que aún no han sido identificados, tenían amarradas las manos y pies.
En el lugar del hallazgo peritos de la fiscalía de Sinaloa encontraron veinte cascajos de fusil AK-47 y varios de calibre 38.
Las muertes se suman a la ola de violencia que afecta a varios estados de México por la presencia del crimen organizado, misma que ha dejado más de 50.000 muertos desde diciembre de 2006, cuando accedió al poder el presidente Felipe Calderón.
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