El último agente asesinado fue identificado como Reynaldo Hernández, quien murió la noche del miércoles junto a dos civiles cuando pandilleros ametrallaron el autobús en que viajaba en San Pedro Perulapán, 22 km al este de San Salvador, según la Policía Nacional Civil (PNC)
El martes, el agente policial Federico Sánchez murió y cuatro más resultaron heridos al ser atacado el vehículo en que viajaban en el departamento de San Miguel, en el sureste del país.
La mayoría de los asesinatos se registraron cuando los efectivos se encontraban de licencia.
El director de la PNC, Mauricio Ramírez, informó que en la mayoría de los atentados contra la vida de policías los responsables de los asesinatos han sido detenidos.
El número de homicidios en El Salvador tuvo un repunte este año, con 4.323 asesinatos entre enero y agosto, frente a 2.533 en el mismo período de 2014.
Una buena parte de estos homicidios son atribuidos a las pandillas, calificadas por el Estado como agrupaciones terroristas, las cuales cuentan con unos 72.000 miembros, 13.000 de ellos en prisión.
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