Abramovich gana la batalla legal contra el oligarca Berezovski

  • El Tribunal Superior de Londres dio hoy la razón al magnate ruso Roman Abramovich frente a su compatriota Boris Berezovski, que reclamaba una compensación de más de 3.000 millones de libras (3.750 millones de euros) por supuestos daños causados por el dueño del Chelsea.

Londres, 31 ago.- El Tribunal Superior de Londres dio hoy la razón al magnate ruso Roman Abramovich frente a su compatriota Boris Berezovski, que reclamaba una compensación de más de 3.000 millones de libras (3.750 millones de euros) por supuestos daños causados por el dueño del Chelsea.

El oligarca Berezovski, de 66 años y que obtuvo asilo político en el Reino Unido en 2003, acusaba a Abramovich, de 45 años, de chantaje, abuso de confianza e incumplimiento de contrato, alegaciones de las que el empresario ruso ha sido exculpado.

Durante el juicio, que comenzó en octubre de 2011 y quedó visto para sentencia en enero de este año, Berezovski aseguró que fue intimidado por Abramovich para vender sus acciones en una compañía petrolera a un valor "inferior al real".

Berezovski se presentó hoy en el tribunal londinense para escuchar la sentencia y aseguró que cree "en el sistema", mientras que Abramovich no compareció ante la corte.

El representante legal del propietario del club de fútbol del oeste de Londres, Jonathan Sumption, afirmó durante el juicio que Abramovich pagó en la década de los 90 grandes cantidades de dinero a Berezovski, cercano al Kremlin en aquella época, para asegurarse su influencia política, si bien recalcó que nunca fueron "compañeros de negocios".

Berezovski, con formación como matemático, fue un magnate de la comunicación en Rusia durante la presidencia de Boris Yeltsin y en 2010 ganó en Londres un juicio contra un canal ruso (RTR Planeta, de la televisión estatal) que le acusó de haber envenenado al ex agente secreto Alexander Litvinenko.

La jueza Elizabeth Gloster afirmó en la sesión de hoy que la naturaleza de la disputa entre los dos multimillonarios obligaba al tribunal a "decidir si creía a Berezovski o a Abramovich".

"En mi análisis he considerado a Berezovski como un testigo impreciso y poco fiable, que moldeaba su posición para que se ajustara a sus necesidades en el proceso", apuntó la magistrada.

"En ocasiones, su testimonio fue deliberadamente deshonesto. A veces claramente inventó las pruebas y mostró dificultades para responder a cuestiones relacionadas con el caso de manera consistente", señaló Gloster.

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