El exiliado vicepresidente iraquí asume como "un honor" su condena a muerte

  • El exiliado vicepresidente iraquí, Tareq al Hashemi, reafirmó hoy su inocencia y asumió como "un honor" la pena de muerte que el domingo dictó contra él, en ausencia, un tribunal de Bagdad.

Ankara, 10 sep.- El exiliado vicepresidente iraquí, Tareq al Hashemi, reafirmó hoy su inocencia y asumió como "un honor" la pena de muerte que el domingo dictó contra él, en ausencia, un tribunal de Bagdad.

"Es una prueba de mi inocencia. Es el precio que quieren que pague por mi amor a mi país", dijo en rueda de prensa Hashemi, que lleva desde abril exiliado en Turquía.

El aún vicepresidente de Irak respondió así al tribunal de Bagdad que le sentenció a muerte, tras un juicio en ausencia, en el que fue hallado culpable de haber estado involucrado en el asesinato de una abogada y un general.

Hashemi se declaró inocente y añadió que estaba dispuesto a afrontar un juicio, siempre que fuera imparcial, pero denunció que la Justicia de su país está sometida al dictado de su rival político, el primer ministro, Nuri al Maliki.

Insistió que fue nombrado en su cargo gracias al apoyo que su formación, el Partido Islámico Iraquí, recibió de los votantes, y que no debe su posición al primer ministro, pero pidió que su enfrentamiento no se traduzca en violencia.

"Los que me quieren no deben recurrir a las armas. Un día se aplicarán las reformas que deseamos. El Gobierno es injusto con su pueblo y Maliki se ha convertido en el símbolo de la opresión de Irak", remachó.

Denunció que "Irak está en una fase de concentración de poderes" y acusó a Maliki de estar construyendo un Estado autoritario concentrando todos los poderes en sus manos.

"Maliki, aparte de ser primer ministro, copa los ministerios de Interior, Defensa y Seguridad Nacional y dirige los servicios secretos; y por otra parte controla los medios de comunicación: está convirtiendo Irak de nuevo en un Estado autócrata", detalló Hashemi.

Pidió, además, que la comunidad internacional y Naciones Unidas se preocupen por los cientos de miles de iraquíes encarcelados.

Pero matizó que los países vecinos no deberían interferir en los asuntos internos de Irak y exhortó al pueblo iraquí a resolver el caos político "de manera civilizada".

Hashemi aclaró que la sentencia de muerte pronunciada en Bagdad no le impedirá continuar su trabajo como vicepresidente de Irak, cargo al que fue nombrado en el Parlamento y del que no ha sido formalmente destituido.

Respecto a su situación en Turquía, donde vive desde abril en una casa cedida y vigilada por el Gobierno turco, se declaró "apenas un huésped".

"Turquía me ha aceptado como Hashemi; y me quedaré hasta que mi problema se resuelva políticamente, pero no quiero ser una carga para Turquía. Otros países me podrán acoger; estaré feliz de quedarme mientras tenga un lugar aquí, pero si causo un problema, regresaré a mi país", prometió.

El ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, se reunió con Hashemi ayer, tras hacerse pública la condena a muerte de éste, y fuentes de su Ministerio señalaron que el vicepresidente iraquí podrá quedarse en Turquía todo el tiempo que desee.

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