Encarcelados uruguayos y chilenos condenados por muerte de exagente de Pinochet

  • Once exmilitares chilenos y uruguayos de los 14 condenados el martes por el crimen del científico Eugenio Berríos, exagente de la dictadura de Augusto Pinochet, ingresaron este viernes a la cárcel local para cumplir sus condenas de entre 5 a 20 años.

Los exmilitares -entre ellos los uruguayos Tomás Casella, Eduardo Radaelli y Wellington Sarli- comenzaron a ingresar de madrugada a la cárcel de Punta Peuco, en las afueras de Santiago, un recinto especial para uniformados violadores de la derechos humanos, confirmó Gendarmería (policía de prisiones).

Sin embargo, dos exmilitares -Arturo Silva y Jaime Torres- no se presentaron a la citación judicial y eran intensamente buscados por la policía civil, confirmó a la AFP una fuente policial.

Mientras tanto, uno de los condenados -el exgeneral del Ejército chileno Hernán Ramírez- se suicidó el jueves antes de comenzar a cumplir su condena de 20 años.

En un fallo dividido, la Corte Suprema de Justicia confirmó el martes las sentencias definitivas para los exmilitares, acusados del secuestro y asesinato del químico y agente de la temida policía secreta de Pinochet, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), a la que se le atribuye la mayoría de las más de 3.200 muertos y desaparecidos que dejó el régimen (1973-1990).

A Berríos se le sindica como el responsable de la fabricación en Chile de los denominados gases sarín, soman y tabun, para ser usados en conflictos con países vecinos y contra opositores al régimen.

Tras la caída de Pinochet y cuando se iniciaban investigaciones judiciales para aclarar varios crímenes de la dictadura chilena, Berríos huyó a Uruguay en octubre de 1991. Cuatro años después, su cadáver apareció baleado en la playa del balneario El Pinar, en el sur de ese país, a las afueras de Montevideo.

Confabulados con la dictadura chilena para borrar los rastros de sus crímenes, militares uruguayos concretaron el asesinato de Berríos, en lo que se cree es uno de los últimos vestigios de la llamada "Operación Cóndor", un plan acordado en la década de los 70 y que unió a las dictaduras militares del Cono Sur para coordinar el exterminio de opositores.

pa/llu

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