"Usted no tiene ideas, ni vergüenza ni sentido del remordimiento". Un juez británico no ha dudado en poner a James McCormick en su sitio. Y es que el ex policía, ha hecho una verdadera fortuna a base de vender detectores de bombas falsos a decenas de países.
Las autoridades estiman que McCormick habría ganado cerca de 77 millones de dólares vendiendo su producto estrella. E inútil. "Su conducta fraudulenta al vender tantos dispositivos inútiles por grandes sumas de dinero ha promovido una falsa sensación de seguridad", ha desarrollado el juez londinense Richard Hone.
Entre los gobiernos defraudados por el millonario están los de Irak, Bélgica, Nigeria o Arabia Saudí, como explica el artículo de nydailynews.com. El juez ha sentenciado a McCormick a diez años de prisión tras certificar las tres denuncias de fraude que pesaban sobre él.
En el proceso, el fiscal Richard Whittam ha asegurado que McCormick vendía sus aparatos por hasta 42.000 dólares. Por supuesto, el defraudador aseguraba que su detector era capaz de encontrar explosivos o drogas incluso debajo del agua.
McCormick ha asegurado que vendió sus detectores a la policía de Kenia, al servicio penitenciario de Hong Kong, al Ejército de Egipto y las autoridades fronterizas de Tailandia. En su defensa, McCormick ha dicho que "nunca he recibido resultados negativos de mis clientes".
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