Yigal Amir, asesino de Rabin y paria de Israel

  • Recluido en la celda en la que purga desde hace 20 años una pena de cadena perpetua por el asesinato del entonces primer ministro israelí Yitzhak Rabin, Yigal Amir continúa espantando a Israel.

Actualmente con 45 años de edad, este extremista religioso judío pasó 17 en régimen de absoluto aislamiento, sin jamás expresar el menor remordimiento.

Hace 20 años atrás, el 4 de noviembre de 1995, asesinó por la espalda de tres disparos al primer ministro laborista al finalizar una concentración a favor de la paz en Tel Aviv con el objetivo de hacer fracasar los acuerdos de paz con los palestinos.

A través de sus raras declaraciones, dadas a conocer por sus allegados, se infiere que Amir reivindica un sionismo religioso nacionalista, muy impregnado de mesianismo. El mismo considera a la izquierda laica israelí, y a cualquier dirigente dispuesto a restituir tierras a los palestinos a cambio de paz (el dar y recibir que encarnaba Rabin) como un obstáculo inaceptable para la concreción de la profecía divina del "Gran Israel".

Esta ideología, que expresa sin vincularse a ningún partido ni dirigente político, es compartida por algunos rabinos extremistas que predican en las colonias de la Cisjordania ocupada ante una minoría de colonos radicales.

El comité que aboga por la liberación de Amir, inactivo desde 2007, está integrado entre otros por Yehuda Glick, quien milita por el derecho de los judíos a orar en la Explanada de las Mezquitas (en Jerusalén este, ocupada y anexionada), Itamar Ben-Gvir, un abogado especializado en la defensa de judíos sospechosos de cometer delitos contra palestinos, e inclusive por Avigdor Eskin, militante israelo-ruso proPutin, quien declaró que el gesto de Yigal Amir tuvo por objetivo "salvar vidas" amenazadas por los acuerdos de Oslo.

Los hinchas "ultras" del equipo de fútbol Beitar Jerusalén, conocidos por sus derivas, corearon su nombre durante un partido en Tel Aviv el lunes pasado. Esto lo utilizan como provocación al acercarse un nuevo aniversario del asesinato de Rabin.

Según un sondeo de opinión, el 70% del público sionista religioso (18% de la población israelí) cree que no fue Amir quien asesinó a Rabin, y se adhieren a una 'teoría del complot' que acusa a la izquierda y a los servicios de seguridad de haber sido los instigadores del magnicidio.

Esta tesis ha sido demolida por su hermano y cómplice, Hagai Amir, quien pasó más de 16 años en prisión. En una entrevista con la televisión pública difundida el viernes pasado, aseguró que su hermano "actuó en solitario" y que el hecho de estar dispuesto a "sacrificar su vida le permitió obtener su objetivo".

Para la mayoría de los israelíes, el nombre de Yigal Amir inspira incomprensión, vergüenza o cólera. La clase política forma un bloque contra todo aquello que pueda parecer una iniciativa para legitimarlo como paria nacional.

"Mientras yo sea presidente del Estado de Israel, el asesino del primer ministro no será liberado", martilló una semana atrás el presidente Reuven Rivlin, aludiendo al derecho de brindar su gracia.

Un documental que muestra a la mujer de Amir -con la que se casó estando en prisión y le dio un hijo, al que él lee cuentos por teléfono en el filme- provocó indignación en junio. Varias personalidades de izquierda y el clan Rabin se manifestaron ultrajados porque una película humanice a alguien que muchos consideran un "monstruo".

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