La repliegue de los "casos azules" pondrá a prueba a Timor Oriental

  • La salida de Timor Oriental de los "cascos azules" de la ONU el 31 de diciembre va a probar si la joven nación está preparada para dirigir su destino o reaparecerán las luchas internas que la llevaron al borde de la guerra civil en 2006.

Paula Regueira Leal

Dili, 21 nov.- La salida de Timor Oriental de los "cascos azules" de la ONU el 31 de diciembre va a probar si la joven nación está preparada para dirigir su destino o reaparecerán las luchas internas que la llevaron al borde de la guerra civil en 2006.

"Es hora de comprobar si Timor está preparado para ser completamente independiente", dice a Efe Mari Alkatiri, el que fue el primer ministro del país tras su independencia formal, en el año 2002, hasta el 2006, cuando la violencia y la crisis política le costaron el cargo.

Alkatiri dirige el opositor Frente Revolucionario de Timor Oriental Independiente (Fretilin), la formación que se alzó contra el colonialismo portugués.

"Timor Oriental ha vivido una guerra larga y violenta, con centenares de miles de muertos que han creado un trauma en el país", explica el político sobre el pasado.

Tras más de cuatro siglos de colonización lusa, Timor Oriental proclamó la independencia de Portugal en 1975 y unas semanas después el Ejército indonesio ocupó la pequeña nación durante los siguientes 24 años.

Un referéndum auspiciado por la ONU en 1999 permitió la retirada de Indonesia y el comienzo de una transición tutelada hacia la independencia, que llegó el 20 de mayo de 2002.

"La presencia de Naciones Unidas ha creado ventajas y desventajas, entre las primeras, que nos ha proporcionado tiempo para crear instituciones sólidas, pero, ¿lo hemos conseguido?", se pregunta Alkatiri, uno de los padres fundadores del país.

Asimismo, afirma que el mayor inconveniente de la considerable presencia internacional es que ha creado "una dependencia psicológica y política que cualquier patriota querría romper".

La ONU se retiró del país en 2005, tras tutelar la transición, pero al año siguiente creó la Misión Integrada de Naciones Unidas para Timor Oriental (UNMIT) para que ayudase a las autoridades locales a sofocar la violencia fruto de una crisis política que colocó al país al borde de la guerra civil y que se cobró la vida de más de una treintena de personas, además de 100.000 desplazados.

El detonante de los disturbios fue la expulsión del Ejército de 599 militares que demandaban mejoras laborales y denunciaban corrupción en el cuerpo.

Alkatiri confía en que en esta ocasión no volverá a brotar la violencia si "los políticos evitan instrumentalizar a las fuerzas de seguridad".

No obstante, el líder opositor sostiene que el mayor desafío que Timor Oriental tiene por delante "es reducir la pobreza", que afecta a casi un 40 por ciento de la población, según datos de 2010.

Timor Oriental nació como una de las naciones más pobres del mundo, aunque actualmente su economía crece a un ritmo de dos dígitos gracias, en gran parte, a la explotación de las ricas reservas de petróleo y gas que posee en el mar de Timor.

Se muestra más optimista el presidente de la Asociación de Periodistas de Timor, Gil da Silva, quien opina "que es el momento de que los timorenses sepan lo que es la independencia de verdad".

"La muestra de que podemos hacerlo solos es que las elecciones de 2012 (legislativas y presidenciales) han sido pacíficas", indica Da Silva, y agrega que "el mayor reto es desarrollar la economía, luchar contra la corrupción y reducir el paro".

En la calle no todas las opiniones concuerdan con este entusiasmo, como es el caso de Ze de Arroyo, un joven oriundo de Dili que cree que la salida de las tropas de la ONU "es prematura".

"No deberían irse de aquí todavía, si nos quedamos solos los timorenses tendremos problemas", augura De Arroyo.

Timor Oriental, con 1,1 millones de habitantes, ha superado su primera década de vida bajo el manto protector de Naciones Unidas, cuya presencia es visible desde todoterrenos de patrulla hasta el numeroso personal internacional que transita por las calles de Dili y los distritos de fuera de la capital.

A partir del 1 de enero próximo, volverá a tener otra oportunidad para autogobernarse de la mano del líder de la resistencia y ahora primer ministro, Xanana Gusmao, y del exjefe de las Fuerzas Armadas y actual presidente, José María Vasconcelos.EFE

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