Policía investiga misterioso caso de "mataperros" en parque de México

  • La muerte de más de una decena de perros después de paseos en un concurrido parque de la capital mexicana convirtió esta semana esas relajadas caminatas en rutas de miedo, vigiladas ahora por policías que investigan si detrás de los fallecimientos hay un asesino serial de caninos.

"Alerta Roja. Envenenamiento fulminante de perros en el Parque México. Extremo cuidado con niños", advierte uno de los carteles colocados en una área verde de más de nueve hectáreas del prestigioso barrio Condesa, donde los canes corrían diariamente por decenas y que ahora está cerrado en partes por la alarma.

"Mientras concluye la investigación sobre el envenenamiento de perros (...) se recomienda acortar los paseos", dice otro letrero.

El parque, construido en la década de 1920 con un diseño art déco, ahora está rodeado de decenas de prestigiosos restaurantes, bares y condominios habitados por extranjeros y personalidades del mundo artístico y político del país.

Tras la movilización de los acongojados dueños, con eco en redes sociales y denuncias judiciales, la fiscalía capitalina inició una averiguación previa sobre lo que los medios han llamado el "Mataperros de la Condesa".

"Estamos haciendo rondines, tratando de investigar, haciendo algunas preguntas a ciertas personas que vemos", expone un policía.

La fiscalía también realiza necropsias y exámenes toxicológicos a cadáveres y unidades de limpieza barren con chorros de agua a presión "cualquier residuo de veneno que pudiera haber", comenta uno de los trabajadores limpiando el parque.

Los veterinarios que han atendido 11 casos sospechan que el o los asesinos de los perros, la mitad adoptados en refugios, probablemente revolvieron entre apetitosos pedazos de comida "una substancia llamada fluoruro de zinc", estima Berenice Nimodio, encargada del área médica del Hospital Animalia que atendió algunos de los muertos.

Todos los perros presentaron los mismos síntomas: 20 minutos después de su paseo en el parque, o por calles aledañas, vomitaron, se convulsionaron y finalmente tuvieron paros respiratorios, describe la veterinaria.

"Hay gente enferma que hace esas cosas (dejar entre arbustos comida envenenada), pero también hay muchos dueños de perros que los pasean para lucirse y que no recogen sus heces y que se han ganado odios", sopesa Guillermo Islas, un artesano que ofrece sus productos desde hace 30 años en el parque, donde también pasean mascotas con costumbres exquisitas como el cepillado diario que les dan sus amos en sus colmilludas dentaduras.

En un país donde la guerra contra el narcotráfico ha dejado más de 80.000 muertos, crímenes impunes en más del 90% de los casos, las medidas tomadas por autoridades sobre el "mataperros" ha detonado debates en redes sociales sobre las prioridades que deberían o no tomarse.

"Toda vida merece cuidado", revira enfático Vicente Solano, empleado de una constructora, mientras camina en el parque "preocupado y atento" a los movimientos de su Golden Retriever.

"Todos los crímenes se tienen que investigar, los de los perros y los de los humanos. Son vidas que se tienen que respetar", asesta.

El miércoles varios de los dueños de los perros muertos ampliaron su declaración ante el ministerio público. Entre ellos está la inglesa Caroline Owen, que recogió a "la maternal y protectora" Daisy cuando era cachorra en un albergue, y que el viernes pasado murió al llegar convulsionada al hospital.

Su cadáver es uno de los dos que fueron congelados en los hospitales y que son analizados en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Ella cree que "es un grupo, no una persona", el que está detrás del delito.

Tras reunirse con autoridades locales, "aparentemente empáticas" con el tema, reconoce la dificultad que representan las limitaciones en materia de justicia para capturar a los asesinos de perros.

Caroline aun advierte rotunda que los dueños de los perros muertos no se detendrán hasta encontrar justicia.

"No nos vamos a detener. Para todos, esos perritos eran como nuestros hijos", remarca.

Frustrada, pregunta de forma retórica: "¿Hasta que haya un niño muerto (contaminado por sustancias tóxicas) van a hacer algo?".

jg/lth/lp/lm

Mostrar comentarios