Un Congreso socialista inane a la espera de un ¿otoño caliente?

  • Este otoño que puede ser tan caliente que chamusque a todos los protagonistas del momento y deje a España sumida en el desconcierto.

    El Congreso del PSOE está ya servido, se hablará más de la posibilidad de pacto en otoño entre PSOE y Podemos. Teniendo en cuenta los egos de los protagonistas cualquier cosa es posible. 

Un Congreso socialista inane a la espera de un ¿otoño caliente?
Un Congreso socialista inane a la espera de un ¿otoño caliente?
José Ramóm Pin Arboledas

En los crucigramas hay una palabra muy común. Se expresa como: inútil, que no sirve para nada, no tiene importancia, ni relevancia. Hay cinco casillas y el aficionado a este tipo de ejercicios mentales pone sin ninguna duda: inane. Es el mismo apellido que se puede aplicar al Congreso del PSOE de este fin de semana. Un puro trámite. Tan sorprendidos han sido los partidarios de Susana Díaz del resultado de las primarias que no se espera ninguna reacción por su parte. El Congreso transcurrirá sin incidentes. Las votaciones a favor de las posturas del nuevo secretario general serán abrumadoras y el acto final una manifestación propagandística.

Los cambios en las ponencias relevantes ya están anunciados y los ocupantes de los puestos los importantes también. Desde la Presidenta del partido, Cristina Narbona, hasta el secretario de organización y el de política territorial, Patxi López. Pedro Sánchez ha puesto sus reales de tal forma que ha cambiado hasta el eslogan del Congreso: Somos la Izquierda. No hay que esperar ninguna sorpresa. Salvo que haya sorpresas (lo menos esperado) para los analistas políticos va a ser un Congreso de crónicas muy aburridas.

Tanto que el análisis se va a desviar hacia la posibilidad de un acuerdo del PSOE de Sánchez con Podemos a corto plazo, incluida la presentación de una moción de censura en otoño. Imposible hacer un diagnóstico racional sobre estos dos temas. Los egos de los protagonistas, Sánchez, Iglesias, Ribera o Rajoy, son más relevantes para evaluar la posibilidad de que se den uno y otro acontecimientos, que las condiciones objetivas del país.

La economía está creciendo con: a) un verano de turistas a rebosar; b) las variables exógenas favorables (bajos tipos de interés, precio del petróleo estancado, demanda exterior sostenida); y c) la demanda interna fuerte y el desempleo descendiendo. Por eso, lo último que necesita España, cara al desafío de los independentistas catalanes, es un periodo de inestabilidad política.

Todo analista con el que hablo considera poco posible la celebración del referéndum o consulta y, menos aún, un proceso de independencia. Pero, sin embargo, pocos previeron la caída de la Unión Soviética o la de Yugoslavia en un espacio de tiempo récord y, más recientemente, el Brexit. La historia da sorpresas inusitadas de cuando en cuando. Sorpresas que dan paso a una nueva configuración de la geo-política. Nunca se puede decir que eso nunca ocurrirá.

Así que cuidado con crear convulsiones políticas y maniobras parlamentarias desestabilizadoras en otoño. Eso sí sería jugar con fuego. Lo del Congreso del PSOE es una anécdota sin importancia, dada la naturaleza del éxito de Pedro Sánchez en las primarias. Lo relevante es qué va a hacer éste en otoño. Un otoño que puede ser tan caliente que chamusque a todos los protagonistas del momento y deje a España sumida en el desconcierto. Como diría un castizo: con las cosas de comer no se juega.

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