Pablo Iglesias ha demostrado mantener intacta su capacidad de convocatoria cuando se trata de un acto en un contexto, cuanto menos, anacrónico con su discurso, el emblemático hotel Ritz.
Cuando Iglesias se estrenó en este escenario, Podemos acababa de dinamitar el panorama político con un impensable éxito en las europeas. Entonces, el líder emergente ironizó con que algunos se lo imaginarían "entrando aquí con un grupo de militares para nacionalizarlo, quitar los visones a las señoras y los relojes a los hombres".
De aquello han pasado dos años, y pese al desgaste de las negociaciones fallidas, la expectación, este lunes, ha sido idéntica. Tanto, que el Forum Nueva Economía, organizador del acto, ha tenido que habilitar una sala adicional para prensa e invitados.
El factor sorpresa del discurso, en cambio, sí se ha ido diluyendo en este camino. La única novedad ha sido, esta vez, la presencia de Alberto Garzón, socio de candidatura y con quien Iglesias ha llegado a la cita, recorriendo a pie los últimos metros.
Ambos se han deshecho en elogios para, ya después, dar un zarpazo táctico al PSOE. Unidos Podemos, ha insistido Iglesias, es la única "alternativa al Partido Popular", la misma con la que "quiere ocupar el espacio de la socialdemocracia" en España.
"Ese nuevo espacio, que a mi juicio no tengo problema en ponerle una etiqueta: socialdemócrata, que se abre y nosotros queremos ocupar, es el resultado del fracaso de las políticas de austeridad que son capaces de subsumir a la vieja socialdemocracia", ha observado el líder de Podemos.Iglesias humilla de nuevo al PSOE desde la "humildad histórica"
Porque, en opinión de Iglesias, los socialistas representan ya la "vieja socialdemocracia", con la que, eso sí, el acuerdo será ineludible tras el 26-J. En un gesto que ha definido de "humildad histórica", el candidato de Unidos Podemos ha descargado la responsabilidad de formar gobierno en el líder socialista.
"Aunque ganemos las elecciones, no habrá mayorías absolutas y va a ser el PSOE el que tenga que elegir", ha insistido.
Eso sí, ese diálogo con la “vieja socialdemocracia” no estará exento de debates que, en boca de Iglesias, suenan más bien a condiciones. La principal, ha recordado , sobre el modelo de Estado que, ha reiterado, pasa por un nuevo "contrato de país", que reconozca el 'derecho a decidir'. “Nuestra candidatura es patriótica”, ha destacado el dirigente. Defiende votos, en lugar de escaños
El líder de Podemos ha supeditado ese acuerdo a su programa de 'rescate social', a un cambio en el modelo productivo o a la subida de las pensiones. En este sentido, ha considerado que la propuesta del PSOE de crear un impuesto para financiar estas prestaciones le parece "sensata".
Pese al- aparente- ánimo conciliador, Iglesias ha cargado contra algunas políticas socialistas, como la reforma laboral del gobierno Zapatero que, ha afirmado, derogará para establecer la indemnización de 45 días por año trabajado.
No ha sido la única advertencia: Iglesias ha advertido que quien "gana las elecciones o tiene mejor resultado el que tiene más votos". Clara referencia a las encuestas que sugieren que Unidos Podemos aventajaría al PSOE en papeletas, aunque no en escaños.
"Nadie se puede alegrar de tener más escaños teniendo menos votos", ha apostillado. Sobre si se ve presidente, el líder de Podemos ha preferido esta vez echar balones fuera sobre la política de sillones. "No es la cuestión. No sería un presidente, sino presidentes. Es un trabajo colectivo", ha zanjado.
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