Sevilla: "No hubo Gobierno de cambio porque Iglesias no quiso; esa es la verdad, lo demás son milongas"

  • Jordi Sevilla, asesor económico de Pedro Sánchez durante su etapa en la secretaría general del PSOE, critica a Pablo Iglesias por ser el principal obstáculo para un Gobierno de cambio.

    Desmonta "la trama" que ahora defiende Podemos y afirma que le llamó la atención "la poco fluida relación del secretario general con Susana y los barones del PSOE".

Sevilla: "No hubo Gobierno de cambio porque Iglesias no quiso; esa es la verdad, lo demás son milongas"
Sevilla: "No hubo Gobierno de cambio porque Iglesias no quiso; esa es la verdad, lo demás son milongas"

Jordi Sevilla (Valencia, 1956) fue mano derecha de Pedro Sánchez durante buena parte de su etapa en Ferraz. Formó parte del equipo negociador del PSOE que estuvo cerca de conseguir la Presidencia del Gobierno. Ahora el exministro de Administraciones Públicas ha escrito un libro donde relata que el culpable de que no hubiera un Gobierno de cambio tiene nombre y apellidos: Pablo Iglesias Turrión. 

¿Por qué escribe este libro?

Porque creo que hemos vivido un año excepcional en la historia de España. Un año en el que han pasado muchas cosas por primera vez. Es la primera vez que hemos tenido cuatro partidos de ámbito nacional en el Parlamento, la primera vez que un candidato a ser investido presidente no piensa en recurrir a los votos catalanes, la primera vez que un candidato renuncia, que tenemos dos investiduras fallidas, que el primer partido de la oposición se tiene que abstener para hacer presidente del Gobierno y la primera vez que un deseo de cambio ampliamente sentido por los ciudadanos españoles no somos capaces, los que estábamos allí, de traducirlo a un Gobierno del cambio. Creo que las circunstancias me permitieron estar en un lugar privilegiado y lo viví muy intensamente. Yo tenía la necesidad de explicarme a mí mismo qué había pasado y por qué había pasado. Yo sé que no vivimos en unos tiempos en los que no resulta fácil explicar y entender. Es mucho más fácil insultar y agredir, pero yo todavía prefiero explicar para que la gente pueda entender lo que ha pasado.

En el libro enumera seis portazos de Pablo Iglesias al PSOE. Una de las conclusiones es, por tanto, que Iglesias es el culpable de que ahora no haya un Gobierno del cambio. ¿Por qué cree que lo hizo?

Es evidente que Podemos votó no a la investidura de Pedro Sánchez. Es un dato objetivo también que, en contra de las milongas que están contando ahora de que el PSOE decidió pactar con Ciudadanos, no quisieron sentarse con nosotros. Que alguien me dice una reunión pública o no conocida en la que el PSOE y Podemos nos pusiéramos a discutir ideas y programas. No hubo porque no quisieron.

Es decir, solo hubo contactos entre Sánchez e Iglesias, como la reunión del Congreso en la que bajaron la Carrera de San Jerónimo andando.

Solo hubo contactos entre los líderes y blablabla, pero no negociamos ni discutimos ningún programa porque no quisieron. Nosotros empezamos a negociar con IU y Compromís. Estuvimos casi diez días hablando con ellos y nuestro objetivo era llegar a un acuerdo con Podemos y desde ahí llegar a un acuerdo con Ciudadanos. Era un acuerdo transversal, lo dijimos desde el principio, los bloques no sumaban. Solo cuando constatamos que hasta seis veces Pablo Iglesias marcaba distancias muy claras, e incluso en algún caso muy ofensivas con el PSOE y Pedro Sánchez (quiero recordar aquella rueda de prensa de Iglesias en la que dijo que "la sonrisa del destino" iba a hacer presidente a Sánchez), optamos por ir a la investidura con más votos y aceleramos el acuerdo con Ciudadanos. Llegamos al acuerdo con Ciudadanos después de constatar hasta en seis ocasiones que Podemos no quería. Esa es la historia, esa es la verdad, lo demás son milongas.

¿Pero por qué cree que Iglesias dice no en seis ocasiones?

Yo creo que quien mejor lo ha reflejado es Errejón y su gente en su ponencia de Vistalegre 2. Ellos, no yo, dicen que fue un error no apoyar el Gobierno de Pedro Sánchez y que ese error se hizo por viejas rencillas entre la izquierda españoles. Pablo Iglesias estimó que ir a unas segundas elecciones le daría el sorpasso, que es algo que él buscaba, prefirió anteponer sus intereses de partido a los intereses generales de cambio que demandaba la sociedad española.

El sorpasso estuvo cerca pero no fue. ¿Por qué en segunda instancia Iglesias no giró y escuchó a Errejón o a quienes le decían que pactara con el PSOE?

En las segundas elecciones el PP sube y los partidos que estábamos favoreciendo el cambio bajamos: PSOE, Ciudadanos y Podemos, que pierde un millón de votos. Esa sanción se pudo interpretar como usted lo está haciendo. En ese momento lo que ocurre es que hay vetos cruzados entre Ciudadanos y Podemos. Nosotros seguimos manteniendo ahí que los bloques siguen sin sumar. Por tanto, más que nunca el cambio solo era posible con un Gobierno apoyados por los tres, PSOE, Ciudadanos y Podemos, y la explicación era muy sencilla: no querían, se vetaban mutuamente.

¿Había gente en el PSOE que insistía en ese pacto con Podemos?

En la comisión negociadora trabajamos con bastante autonomía. Nos movíamos en el marco de la resolución del Comité Federal de diciembre, que era muy clara: no a los partidos independentistas, no a Rajoy ni a ningún otro candidato del PP y no a repetir elecciones. En esa primera etapa yo sentí una gran unanimidad del partido para que se pudiera hacer un Gobierno de cambio presidido por Pedro Sánchez. Esa ola de ilusión que se generó en la sociedad española también estaba en el partido. 

Habla en el libro de presiones para que se formara la famosa Gran Coalición PP-PSOE y que usted mismo recibió alguna llamada de empresarios. ¿Qué ocurrió?

A lo mejor tenemos distintas versiones de lo que son presiones. Si un empresario me dice que él quiere blanco o negro yo no me siento presionado. No me atrevo a decir que eso fuera una presión. Yo en esa época me entrevisté con todo el Ibex35. Yo quiero destacar dos cosas: en primer lugar no tenían una posición homogénea en absoluto. No es verdad que hubo una "trama" decidiendo posiciones, eso son cuentos para asustar a viejos, para engañar a bobos. No lo detecté. Encontré mucha ilusión entre algunos del Ibex35 por pensar que se pudiera formar un Gobierno del cambio que luchara contra la corrupción como uno de sus primeros objetivos. En segundo lugar, yo nunca me he sentido presionado porque nunca me he dejado presionar. Cuando hablo con alguien no siento una presión. Siento que me expresaron su opinión. Esta interpretación que se está queriendo hacer ahora es una pobreza teórica evidente.

Cuenta en el libro también que Pablo Iglesias parecía una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Póngame algún ejemplo.

Tras la investidura fallida de Pedro Sánchez tuvimos la reunión a tres entre PSOE, Podemos y Ciudadanos. Fue una reunión en la que Pedro se implicó mucho con Iglesias y Rivera. Los dos se comprometieron a que no se iban a levantar. La mesa fue muy tensa en la que Podemos presentó, según ellos, la última cesión que podían hacer. Nosotros quedamos comprometidos a analizar ese documento y a contestar el lunes. Pero, de repente, el sábado Iglesias convoca una rueda de prensa en la que Pablo Iglesias decide unilateralmente romper. 

Relata también "contactos secretos" con Podemos. ¿Qué tipo de contactos fueron?

Todos hablamos con todos. Pero quedar a cenar con alguien o tomar un café con alguien no es negociar algo tan serio como un Gobierno. Hubo conversaciones telefónicas y contactos de todos con todos. Algunas se hicieron públicas y otras no. 

Hábleme del Gobierno Frankentein.

Yo creo que eso es uno de los inventos...

Pero la palabra no la inventa nadie, la pronuncia Rubalcaba.

Se refiere a algo que estaba vetado por el Comité Federal y algo que no era posible. ¿Hablamos con la nueva CiU y con ERC? Hombre claro, hablamos con todo el mundo, por supuesto. Pero, ¿negociamos? No. Pedro Sánchez se reunió con sus líderes en público. Estaba la prensa sacando fotos. Pero no hubo negociación por varios aspectos: el Comité Federal no lo permitía y porque de haberse ido al Parlamento con un acuerdo con Podemos y los independentistas un parte del Grupo Socialista no lo hubiera votado. Pero una previa importante: necesitas que el Rey te nombre candidato y el Rey después de dos experiencias fallidas pensábamos que no iba a nombrar candidato a alguien que no tuviera unas garantías altas de ser investido. Teníamos, por tanto, que llegar a un acuerdo antes y pensar que eso era posible entre PSOE, Podemos y los independentistas es tener una gran imaginación. Decir eso tenía el objetivo de desgastar a Pedro.

Desvela también un papel en el que alguien del PSOE desvela una solución para Cataluña.

Nosotros estábamos intentando formar un Gobierno y contemplamos distintas alternativas. Intentamos pensar en En Comù Podem. Pensamos ver qué les podíamos ofrecer para, dentro de la Declaración de Granada del PSOE, conocer qué les sería útil a ellos. Para explorar esa posibilidad Pedro encargó un documento en el que se exploraban posibilidades. Yo lo publico en el libro y la mayoría de gente me ha dicho: hombre, con esto no podríais haber contrarrestado el derecho a decidir de Podemos. Pues sí, pero no queríamos ir más lejos que eso.

También hace alusión a un documento para la abstención ante un Gobierno de Rajoy. ¿Lo valoró Pedro Sánchez?

Sí, claro que lo valoró. Nosotros elaboramos escenarios y uno de ellos fue la abstención. La verdadera pregunta no es si Pedro contempló la abstención, la verdadera pregunta es por qué después de contemplarla renunció a ella.

¿Por qué renunció?

Quiero recordar que el Comité Federal de julio no modifica las condiciones del de diciembre. Quiero recordar que tras el debate de investidura en el que el PSOE vota no las dos veces todos los líderes estaban en esa posición, salvo Fernández Vara. Hay tres razones que explican el no a la abstención: 1) Rajoy tenía otras opciones en el Parlamento antes de que el PSOE se abstuviera (PP, Ciudadanos, PNV, CC y NC son 176 diputados). Rajoy no quiso porque le resultaba más rentable el desgaste del PSOE. 2) Nuestras encuestas nos decían que nuestros votantes y militantes se estaban radicalizando sobre la figura de Rajoy; mi impresión es que si el PP hubiese presentado otro candidato hubiera sido más fácil gestionar la abstención. Y 3) Después de la entrevista de Sánchez con Rajoy el presidente le plantea que quiere que cogobiernen juntos. Pedro salió de allí convencido de que Rajoy quería que fuera su socio parlamentario preferente y nosotros no creíamos que decíamos hacerlo si queríamos recuperar los 6 millones de votos que habíamos perdido. A partir de ahí el PSOE entra en una fase de elegir el mal menor de todos los males y se rompe.

Le hicieron los barones la vida imposibles a Pedro desde el principio.

No me atrevo a afirmarlo. Yo me sumó al PSOE de nuevo en 2015. A mí me llamaba la atención la poco fluida relación del secretario general con Susana y los barones. Hablaban poco y había una cierta desconfianza entre ellos.

¿Por qué cree que Pedro se aísla al final?

Desde el 26J hasta el debate de investidura fracasado de Rajoy no se aísla. Tras eso comienza la campaña electoral del País Vasco y Galicia en las que Pedro se empleó mucho. Fueron momentos muy tensos y de muchas presiones. 

¿Cree que lo del PSOE tiene solución?

Sí, es más, espero que la tenga. Sobre el pasado se pueden escribir libros, pero la política se hace sobre el futuro. Quiero que mis candidatos hablen de proyectos de futuro en un doble sentido: cómo conseguir unir a aquellos que no le han votado y cómo recuperar un PSOE autónomo y atractivo. Eso no se hace mirando al pasado. Creo que los tres precandidatos son un trío de ases. Cualquiera de los tres está capacitado para dirigir este partido con un proyecto renovado. Creo que han aprendido de lo que ha pasado.

Si hubiera sido diputado el 26J, ¿qué hubiera votado en la investidura de Rajoy?

A lo mejor por eso no fui diputado. No quería volver a la política. Soy un caso de puertas giratorias inverso, ya que volví desde el sector privado. Yo no volví a la política, volví a la campaña presidencial de Pedro Sánchez. Esta año hace diez años que dejé de ser ministro, ocho de ser diputado, en los que he trabajado siete en el sector privado y uno en el PSOE. Para mí la política no es un activo, solo soy un observador interesado en esto. Hablar, por tanto, de lo que hubiera votado ya lo jugué muchas veces. Me preguntaron muchas veces qué pasaría si Ibarretxe saca las urnas a la calle y nunca las sacó. Lo que sí puedo decir es que no conozco a ningún socialista que esté entusiasmado con la abstención a Rajoy, otra cosa es que muchos lo hicieran convencidos de que era el mal menor en ese momento.

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