Podemos y la extrema derecha coinciden con respecto a Alemania, Grecia, Rusia y el euro

  • La extrema derecha ha capitalizado el voto de los descontentos y de protesta, que en España ha captado Podemos. Las críticas al autoritarismo alemán, les une en Europa.

    PP y PSOE han denunciado que Podemos y Le Pen votan juntos en Europa. Iglesias asumió en 2014 que algunas partes del discurso de Farage (UKIP) podían ser interpretadas como suyas.  

Spanish Podemos party secretary general Pablo Igle
Spanish Podemos party secretary general Pablo Igle
E. M.

"Los extremos se tocan y esto lo tengo clarísimo". Así se manifestaba el pasado 6 de febrero, el eurodiputado del Partido Popular Santiago Fisas uno de los políticos que ha dejado patente la sintonía en diversos temas entre los partidos de la extrema derecha y Podemos, una tesis que hoy mismo apoyó el expresidente del Gobierno socialista Felipe González, que hoy aseguraba que el discurso "populista" de Marine Le Pen y Pablo Iglesias "es exactamente igual".

"Muchísimas veces votan igual. Se puede comprobar y esto no es una opinión", aseguraba el eurodiputado popular, que señalaba que estas coincidencias las ha visto en las votaciones en el pleno y en la comisión parlamentaria de Comercio Internacional, de la que forma parte y  en la que también participan como suplentes la eurodiputada de Podemos Lola Sánchez y la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, hija del fundador del partido ultranacionalista y xenófobo.Grecia y el apoyo común a Syriza

El Frente Nacional se ha mostrado partidario, en más de una ocasión, del triunfo de Syriza, un partido populista de izquierdas en la línea de Podemos, en las elecciones griegas. Mientras, la formación morada española considera a Syriza un partido hermano

"¡Espera Alexis que ya llegamos. Espera que vamos a ser más fuertes!", gritaba en julio de 2015 Pablo Iglesias en un mitin del partido griego en plena campaña electoral en Grecia.Debate sobre la disolución del euro

El pasado diciembre, Podemos -también Izquierda Unida- apoyaban una enmienda de la extrema derecha -integrada en Europa de las Naciones y las Libertades- en la que pedía un debate sobre sobre "una disolución ordenada de la zona euro o unos mecanismos de salida unilateral".

El eurodiputado socialista Jonás Fernández lamentaba, a través de las redes sociales, ese voto común del Grupo Unitario de la Izquierda Europea y el grupo parlamentario en la Eurocámara en el que está integrado el partido de Le Pen.Podemos a favor de la disolución del euro @josecdiez ahí tenéis la enmienda y sus votos, los mismos que Le Pen pic.twitter.com/8rococF3vf— Jonás Fernández (@jonasfernandez) 24 de diciembre de 2015

El voto de protesta

A diferencia de buena parte de los países europeos, en España no existe un partido de extrema derecha fuerte, populista, capaz de capitalizar el voto descontento y de protesta, que en nuestro país ha ido en buena medida a Podemos.

La extrema derecha es una clara opción de este voto en países como Francia, Alemania, Reino Unido, Austria, Finlandia, Suecia, Dinamarca... El mapa político europeo ha cambiado a causa del hartazgo social, los reproches a los sistemas establecidos y los recelos a los partidos tradicionales. Los partidos populistas, algunos xenófobos, antieuropeos, antiimigración..., buscan un electorado común.

Tanto los partidos populistas de izquierdas en Europa como los de extrema derecha en Europa en señalar a los responsables de los males de los ciudadanos y en asegurar que tienen la varita mágica para dar solucionar a la mayoría de los problemas y ofrecer una esperanza que no consiguen transmitir los partidos de siempre.Iglesias reconoce similitudes

"En este momento estamos viviendo en una Europa dominada por Alemania; algo que supuestamente este proyecto europeo quiso evitar; algo que muchos antes pagaron con su sangre para evitar. No quiero vivir en una Europa dominada por Alemania al igual que la mayoría de los ciudadanos europeos. Pero ustedes jugaron un papel. Porque cuando el señor Papandreu se levanta y usa la palabra referéndum, el señor Rehn lo describía como una una violación de confianza- Y sus amigos están aquí­, todos juntos como una manada de hienas rodeando a Papandreu para eliminarle y reemplazarlo por un gobierno de marionetas. Un espectáculo absolutamente repugnante".

Con esta introducción, Pablo Iglesias comenzaba en agosto de 2014 su programa de Fort Apache,

que en esa ocasión trataba sobre la extrema derecha y en el que participaron entre otros la entonces eurodiputada Teresa Rodríguez, el profesor de Ciencias Políticas Jorge Verstrynge e Íñigo Errejón.

Iglesias decía: "¿Les suena bien lo que acaban de oír? A lo mejor alguno imaginaba diciéndolo a mí. Pues lo dijo Nigel Farage, líder de UKIP, que les aseguro que no es de izquierdas". De esta forma demostraba que algunos mensajes de la extrema derecha no están tan alejados de la extrema izquierda, sobre todo en lo referente a sus críticas a Alemania y sus políticas de austeridad. Le Pen y Pablo, suaves y amigos de Putin

Le Pen ha reconocido que ha recibido dinero de Rusia, que no es el mejor ejemplo de democracia, mientras que las cuentas de Podemos siguen siendo cuestionadas (se apunta a financiación venezolana e iraní de forma constante). 

Le Pen se ha defendido de las acusaciones señalando que es ridículo que "un crédito determine nuestra posición internacional. Esas acusaciones son ofensivas. Nosotros siempre hemos tenido posiciones prorrusas", dijo. Para ella, Putin propone "un modelo patriótico económico, radicalmente diferente al que nos quiere imponer a nosotros los americanos". 

Por su parte, Pablo, siempre estuvo del lado de Rusia respecto a Ucrania. "Habría que establecer cuál es el mecanismo más razonable para una solución democrática en Ucrania y con los informes pertinentes todas las medidas son posibles", dijo el líder de Podemos.

"Pero sería llamativo que la UE, que desde 1967 no haya hecho nada para obligar a Israel a respetar la legalidad internacional, ahora tuviera prisa por actuar en un conflicto enormemente complejo como el de Ucrania". Iglesias ha acusado a los gobiernos europeos de haber "entregado su política exterior a EEUU" en distintas ocasiones.

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