La Corte de Casación de Italia -lo que equivaldría al Tribunal Supremo- autorizó el pasado lunes la celebración de un referéndum sobre la reforma constitucional propuesta por el Gobierno, que, de perder, significaría la dimisión del primer ministro, Matteo Renzi.
Dado que el Partido Democrático (PD), encabezado por Renzi, no logró el apoyo de dos terceras partes de la Cámara tuvieron que recoger más de 500.000 firmas para activar la Ley de Referendos, un proceso que ha llevado un mes al Comité por el Sí, formado por el PD.
Después de evitar el primer escollo de 2016, el rescate de la banca, Renzi se enfrentará a su siguiente obstáculo. Todo apunta a que solo no habrá inyección de dinero público y que sólo el MPS realizará medidas contundentes para limpiar sus balances. Pero puede acabar el año convocando nuevas elecciones.
Ahora, el Gobierno tiene 60 días para fijar la fecha de la consulta popular que, según señalan los medios de comunicación, se celebraría entre octubre y noviembre. El objetivo de la reforma -que trastoca 45 de los 139 artículos- es rebajar la importancia que posee el Senado y convertirlo en una cámara de las Regiones.Menos poder para el Senado
Además, Renzi pretende reducir el número de congresistas, acabar con el equilibrio bicameral otorgando más poder a la Cámara de Diputados a costa del Senado, revisar la ordenación territorial y suprimir el Consejo Nacional de Economía y Trabajo (CNEL).
Acabar con el poder del Senado puede ser el fin de la inestabilidad italiana, que ha tenido 63 gobiernos en los 70 años de historia republicana. Para ello reduciría el número de senadores de 315 a 100. Otro de los objetivos es que los políticos se dediquen exclusivamente a la labor legislativa y que el primer ministro tenga un número limitado de mandatos.
Para el político florentino este referéndum es necesario para garantizar la estabilidad política a largo plazo. Si el Congreso logra más poder el Gobierno tendría más campo para maniobrar. Aunque en caso de errar y no obtener un sí de la ciudadanía lo que podría desencadenarse serían nuevas elecciones.
En caso de imponerse el no, Renzi abandonaría su puesto. "Si no se aprueba la reforma, dimito y me marcho a casa", llegó a decir. Este escenario podría conllevar nuevas elecciones. Algo que desde Bruselas no agrada, ya que el Movimiento Cinco Estrellas podría llegar al poder, como ya hizo en algunas de las capitales italianas.
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