El último SMS de Rita Barberá: avisaba a Interior de nuevas amenazas de muerte

  • La ex alcaldesa había recibido numerosas amenazas, pero sólo en dos ocasiones había denunciado. El responsable de la carta advertía que el día 1 acababa el plazo.

    "Simplemente recordarte la nueva carta de ameneza de muerte que he recibido. Esta vez me dan de plazo hasta el día 1. Bss. Espero verte dias despues. Rita". 

La familia de Rita Barberá agradecerá personalmente las muestras de pésame en un misa funeral que se celebra este lunes
La familia de Rita Barberá agradecerá personalmente las muestras de pésame en un misa funeral que se celebra este lunes
EUROPA PRESS
E. M. / F. H. V.
E. M. / F. H. V.

Rita Barberá se echó a dormir el pasado martes con ganas de descansar. Comentó a su hermana María José, que estaba con ella en el hotel Villa Real, que quería acudir al día siguiente al Pleno del Senado que comenzaba a las 9 horas. Pero la muerte le sorprendió pasados unos minutos de las 6 horas.María José fue, precisamente, quien llamó al 112 para comunicar que su hermana había sufrido un infarto. Estaba con ella en la habitación y comprobó sobre esa hora que ocurría algo grave (se omiten los detalles de lo que sucedió por respeto a la familia).Unas horas antes de morir, Barberá mandó un SMS desde su Iphone, el último. En el mensaje notificaba a un cargo de Interior que había recibido una carta con una amenaza de muerte, que incluso sus más próximos desconocían. La ex alcaldesa ya había recibido varias amenazas de este tipo en los últimos años, pero ésta la dejó tremendamente preocupada.Sólo había denunciado en dos ocasiones (en enero de 2015 y en julio de 2016) y en esta ocasión, posiblemente antes de hacerlo, avisó al cargo policial... El texto del SMS que recoge El Mundo, era el siguiente, con errores ortográficos incluidos: "Simplemente recordarte la nueva carta de ameneza de muerte que he recibido. Esta vez me dan de plazo hasta el día 1. Bss. Espero verte dias despues. Rita" La muerte de RitaLos sanitarios se presentaron en el hotel e intentaron reanimar a Barberá durante media hora. Pero el masaje cardiaco no surtió efecto y solo pudieron certificar su muerte.El día antes, el martes, Barberá se encontraba en Madrid, pero no acudió a la sesión de control al Gobierno en el Senado. La Mesa de la Cámara Alta había intentado hablar con la senadora por Valencia. Pero no respondió al teléfono.Cuando su hermana María José se enteró de que no había acudido al Senado, se fue hacia el hotel Villa Real. Tampoco le cogía a ella el teléfono. Rita Barberá estaba en la habitación y, según le comentó, se encontraba indispuesta. Por eso no había respondido a las llamadas.Esa noche, José Manuel García-Margallo y el senador Pedro Agramunt habían quedado con ella para cenar. Llamaron también este martes por la tarde a Barberá para concretar la cita, pero al no recibir respuesta acordaron suspender la velada. Hay que destacar que el exministro de Exteriores era amigo personal de Barberá.Los amigos y enemigos de Barberá en el PPEn las últimas semanas Rita Barberá había recibido muestras de aprecio pero, sobre todo, de desprecio por parte de algunos de sus antiguos compañeros de filas.La exalcaldesa de Valencia no tenía quejas de Mariano Rajoy, con quien llegó a hablar unos días antes, y de María Dolores de Cospedal, que interlocutaba con ella en los momentos de mayor tensión. Sus quejas se dirigían hacia algunos de los nuevos vicesecretarios del PP, con quienes había tenido serios encontronazos por teléfono, y hacia compañeros del Senado. Ellos habían forzado que se le apartara del PP y que tuviera que adscribirse al Grupo Mixto.Una anécdota muestra a la perfección cómo Rita Barberá era tratada por algunos de sus antiguos compañeros de filas. Hace unas semanas, la valenciana accedió al comedor del Senado y se sentó en una mesa con antiguos compañeros de grupo parlamentario. En ese momento, dos senadores de Castellón se levantaron de la mesa y, ante la sorpresa de los presentes, se marcharon para no coincidir con Barberá.Por qué no quiso dimitirRita Barberá había recibido en las últimas semanas el consejo de varios compañeros de partido de que diera un paso a un lado. Le recomendaban que dimitiera para que pudiera defenderse sin la presión mediática y social a la que estaba siendo sometida. Sería un alivio para ella y también un favor para el partido al que ha dedicado toda su vida.Pero Barberá no quería dejar su escaño de senadora. Llegó a confesar a un compañero de bancada popular en el Senado que no abandonaba porque "tenía más miedo a los jueces de Valencia que a los del Supremo".Aún así, la exalcaldesa se sentía inocente, a pesar de que el caso de pitufeo se produjo durante la época en la que ella mandaba mucho en el Ayuntamiento. Circulan rumores, incluso, apuntando a que su causa sería archivada en próximas fechas. El entorno de Barberá afirma que no quiso ni recusar al juez encargado de investigarla, el que fuera fiscal general durante la etapa de Zapatero, Cándido Conde-Pumpido. Confiaba plenamente en su inocencia.

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