Sánchez sale del Congreso del PSOE con un plan a 3 años y alejado de Podemos

  • El 39º Congreso Federal del PSOE deja claro que Pedro Sánchez ejercerá un liderazgo rodeado de sus fieles y marcando distancias con los barones que se enfrentaron a él en las primarias.

    El sanchismo no tiene prisa. Dicen que su objetivo es llegar a La Moncloa en tres años y que no habrá moción de censura. El nuevo secretario general aprovechará que no está en el Congreso para recorrer España.

    El PSOE, a la caza de los votantes de Podemos.

Cuando Pedro Sánchez llegue este lunes a Ferraz y abra la puerta del despacho del Secretario General podrá decir por fin: "Lo hemos conseguido, hemos hecho historia" (es lo que decía un destacado miembro de su equipo la noche de las primarias). Habrán pasado casi siete meses desde que iniciara su campaña en Xirivella y Sueca, acompañado precisamente de quien será su número dos en este nuevo PSOE, José Luis Ábalos, que fue precisamente quien le llevó a ambas localidades con su coche particular. Sánchez ha conseguido derrotar al aparato socialista y ahora él es el aparato. Es otro, cree haber aprendido de sus errores y no tiene ninguna prisa por intentar desalojar a Rajoy de La Moncloa.

Sánchez sale del 39º Congreso federal del PSOE con un liderazgo mucho más apuntalado del que tenía en 2014. En esta segunda etapa no tendrá cuotas en su Ejecutiva, de forma que su cargo está blindado ante posibles dimisiones en bloque que fue lo que acabaron con su primer mandato. Ahora ha confeccionado un equipo a su medida, con algunas caras nuevas, como el fundador de Change.org Francisco Polo, pero con sus pretorianos ocupando los puestos más relevantes. Se quita de encima también a los barones, salvo la excepción de Fernández Vara, que solo podrán elevar su voz en los Comités Federales. El nuevo Secretario General es más líder, en definitiva, y ya no tiene ataduras como las del pasado, cuando Susana Díaz, Ximo Puig y Tomás Gómez decidieron impulsarle para ganar las primarias a Eduardo Madina.

Entrevista a José Luis Ábalos: "Los susanistas no tienen nada por lo que pelear, solo cabe acatar".

Varias son las dudas que deberá despejar Pedro Sánchez. En primer lugar, qué estrategia va a desplegar con Podemos. ¿Se acercará o marcará distancias? El propio Ábalos era contundente el pasado miércoles al finalizar la fracasada moción de censura: "No habéis tenido suficiente con esta". Es decir, que el sanchismo no tiene prisa por echar a Rajoy ni por plantear una nueva moción junto a Podemos con quien marcarán distancias. No descartan entenderse en algunos asuntos, como los intentos de derogar la Reforma Laboral o la LOMCE, pero no creen posible llegar a algo más serio con una coalición que se repele con Ciudadanos.

El proyecto de Sánchez es a dos o tres años, ya que él piensa que el Gobierno del PP conseguirá alargar la legislatura hasta 2019 o 2020. Además, necesita tiempo para consolidarse y recuperar, al menos, los más de tres millones de votos que perdió durante su primera etapa en Ferraz de 28 meses. Una gran mayoría de esos apoyos han ido a parar a Podemos, partido al que espera arañar un gran puñado de papeletas especialmente de jóvenes urbanos y con estudios.

El nuevo PSOE peleará, por tanto, por ser "la izquierda", como han presumido en este Congreso. Pero Sánchez ya ha comentado en privado que no quiere olvidarse de los votantes de centro que también le han abandonado. Él considera que ese campo se lo ha dejado libre Ciudadanos, al pactar con el PP y convertirse en su "muleta". Lo que está claro es que el nuevo Secretario General quiere tiempo para consolidarse y no va a correr como pretenden forzarle desde Unidos Podemos.

Los pretorianos de Sánchez son de sobra conocidos en el PSOE. Empezando por Ábalos, con una amplia trayectoria en la Comunidad Valencia, y por Adriana Lastra, la asturiana y nueva vicesecretaria general. A ellos hay que sumar el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, que dirigirá una portavocía coral en Ferraz, el andaluz Roberto Gómez de Celis, Manuel Escudero... y un largo etcétera de fieles entre los que destacan dos: Juan Manuel Serrano, su jefe de gabinete, y Maritcha Ruiz-Mateos, nueva directora de comunicación del PSOE. No quieren ni mencionar la palabra "gestora" y de Susana Díaz, Lambán o Page mejor ni hablar.Un handicap: no es diputado

Uno de los problemas que puede tener Sánchez en esta etapa es que no es diputado y, por tanto, no podrá enfrentarse a Rajoy, Iglesias y Rivera en el Congreso. Para él esto no es un problema y quiere convertirlo en una oportunidad. Dejará que sean Ábalos y Lastra quienes, con la ayuda de algún otro diputado como Susana Sumelzo, lideren el día a día de la actividad parlamentaria y él se dedicará a "recorrer España". Quiere hacerle muchos más kilómetros a su Peugeot, recorriendo agrupaciones, asociaciones, movimientos... y estando en la calle. Va a tener más tiempo para ello. Cree que los votos están ahí y no en los debates parlamentarios.

Cataluña y el planteamiento que ofrezca al PSOE al órdago independentista será otro de los retos que afrontará Sánchez en esta segunda era en la Secretaría General. De momento ya se ha posicionado junto al Gobierno en el respeto a la ley y en la oposición a un referéndum unilateral. Pero Sánchez quiere proponer una solución y es ahí donde cuenta tanto con Miquel Iceta como con Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma y a quien ha incorporado a su ejecutiva. Su propuesta pasa por un reforma de la Constitución para reconocer el carácter "plurinacional" del Estado, pero no tiene mayoría parlamentaria suficiente para sacarla adelante. 

La relación con los actuales barones tampoco va a ser sencilla. En la cara de Susana Díaz durante este sábado se notaba que no está cómoda. Sánchez tampoco, pero se necesitas mutuamente, de forma que queda pendiente conocer qué encaje tiene este reto en el nuevo PSOE. El sanchismo, por cierto, dará la batalla contra algunos líderes en diferentes territorios en las sucesivas primarias. Hay lugares, como Valencia o Aragón, donde Sánchez arrasó a la apuesta el secretario general territorial, Susana Díaz, por lo que algunos barones podrían tener serias dudas para revalidar su mandato. Pero esta será otra batalla que se librará en los próximos meses. El resquemor y la división todavía están latentes en el socialismo.

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