Santo Domingo acoge el XIII Curso de Verano de Filosofía de la UR que aborda 'Democracia y corrupción'

EUROPA PRESS

En esta sesión inaugural participarán Agustín García Metola, alcalde de Santo Domingo de la Calzada, Gustavo Bueno Sánchez, director de la Fundación Gustavo Bueno, y Pedro Santana Martínez, director del curso.

Este XIII Curso de Verano de Filosofía 'Democracia y corrupción' forma parte de los Cursos de Verano UR 2016, que están gestionados por la Fundación de la UR, cuentan con el patrocinio de Banco Santander a través de Santander Universidades, y la colaboración de medio centenar de empresas y entidades de la región y de fuera de ella.

Dirigido por Pedro Santana, profesor del Departamento de Filologías Modernas de la UR, está dirigido a titulados y estudiantes universitarios en general y pretende abordar -desde la perspectiva crítica de la Filosofía Materialista- asuntos de interés mundano o académico como, en esta ocasión, la democracia y la corrupción.

'DEMOCRACIA Y CORRUPCIÓN'

Entre los múltiples planteamientos posibles, el curso toma como punto de partida la idea promedio de democracia política que ha ido cristalizando, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con la victoria de los aliados (EE UU, Inglaterra, Francia, URSS), frente a los regímenes fascistas (en Italia) y nacionalsocialistas (en Alemania). A raíz de esta victoria, se constituyó la ONU en 1945 y se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.

Tras la caída de la Unión Soviética en 1991, esta idea promedio de Democracia alcanzó el estatuto de ideal definitivo del régimen político de los Estados libres, lo que se expresó a través de diversos acuerdos y obras teóricas, de entre las cuales cabe destacar 'El fin de la Historia' (1992) de Fukuyama, aludiendo a ese estatuto de la idea de democracia parlamentaria como forma definitiva de organización política de los pueblos o naciones libres de cualquier amago de dictadura.

Con esto no se pretendía siempre defender que los Estados democráticos homologados fueran sociedades políticamente acabadas. Al contrario, se reconocían ampliamente déficits como, por ejemplo, la pena capital en la mayor parte de los Estados Unidos de Norteamérica.

De aquí que la fórmula 'más democracia' llegase a ser el principio más generalizado para orientar los métodos necesarios para corregir los déficits de las democracias realmente existentes.

El enfoque de este XIII Curso de Verano de Filosofía sobre 'Democracia y corrupción' no es dogmático sino crítico, esto es, un curso de debates filosóficos entre profesores y alumnos por lo que la organización ha creído conveniente marcar dos posiciones extremas a fin de establecer la escala filosófica de los debates.

"La democracia es incorruptible", por tanto, la corrupción deriva no ya de la democracia, sino de los déficits éticos de los políticos, funcionarios o representantes del pueblo corruptos. La fuente de la corrupción de una democracia es la corrupción de los individuos o de los grupos (partidos políticos). La democracia, como sociedad política, no puede delinquir. Por ello, la lucha contra la corrupción sería la mejor manera de actuar en la regeneración democrática de una sociedad política dada y son los tribunales de justicia los encargados de "depurar" responsabilidades.

"La democracia es ella misma una corrupción" (de la aristocracia o de la tiranía, de las cuales deriva) es la fórmula expresiva de las concepciones que atribuyen la corrupción a la mismas sociedades democráticas.

La figura de Pericles -fundador de la democracia ateniense del siglo IV- es, con todas las salvedades necesarias, el símbolo de la primera posición; mientras que Platón es el símbolo histórico de segunda proposición, como máximo crítico de una democracia que condenó a muerte a su maestro Sócrates.

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