Erdogan, un islamista que desea pasarse de primer ministro a presidente turco

  • El primer ministro turco y ahora candidato presidencial, Recep Tayyip Erdogan, comenzó en 2001 su vertiginosa carrera política a nivel nacional tras reformar el movimiento islamista de Turquía.

Ilya U. Topper

Estambul, 1 jul.- El primer ministro turco y ahora candidato presidencial, Recep Tayyip Erdogan, comenzó en 2001 su vertiginosa carrera política a nivel nacional tras reformar el movimiento islamista de Turquía.

Tras haber vencido con una amplia mayoría los comicios de 2002, 2007 y 2011, busca ahora hacerse con la presidencia del país, que por primera vez se determinará mediante el voto popular.

Su plan antes de las elecciones hace tres años era redactar una nueva Constitución para introducir un sistema presidencialista dirigido por él mismo.

Sin embargo, ante la falta de una mayoría cualificada, lo que le quedará ahora a Erdogan, en caso de ser elegido en agosto próximo, es usar al máximo todos los poderes presidenciales.

Bajo la batuta de Erdogan, el AKP ha llevado a Turquía desde el 2002 a una poco usual estabilidad institucional y ha convertido al país en una potencia regional, tanto política como económica.

Sin embargo, las protestas sociales del verano pasado, una serie de escándalos de corrupción y el creciente talante autoritario de Erdogan han mermado su imagen, sobre todo entre los círculos laicos del país y también en el exterior.

En todo caso, entre el electorado conservador turco Erdogan sigue manteniendo una gran popularidad, como pudo verse este año en las elecciones municipales que el AKP ganó con cerca del 45 %.

En sus primeros años de gobierno, el partido islamista recibió el apoyo de diferentes sectores de la sociedad turca, incluyendo a intelectuales liberales y de centro izquierda.

Éstos vieron sus reformas democratizadoras como una forma de acercarse a la Unión Europea (UE), con la que Turquía inició sus negociaciones de adhesión en 2005.

Sin embargo, las protestas en torno al parque Gezi acabaron de forma definitiva con esas simpatías, dejando un país más polarizado que nunca, dividido entre una masa popular conservadora, incluyendo una nueva clase media religiosa, y una clase media laica y liberal.

En caso de ser elegido, Erdogan dejará su partido y la jefatura del Gobierno sin resolver el conflicto kurdo, cuyo proceso de pacificación se encuentra estancado ante la falta de reformas, siempre a la sombra de un posible retorno a la violencia.

Nacido hace 60 años en Rize, en el noreste, Erdogan se educó en un humilde barrio de Estambul, adonde se trasladó con su familia de niño, lo que parece haber tenido impacto en su estilo político, considerado por muchos como demasiado directo y poco diplomático.

Estudió en una escuela teológica musulmana y luego se graduó en Empresariales por la Universidad de Mármara, en Estambul.

Erdogan jugó al fútbol de forma semi-profesional en diferentes equipos durante 16 años, hasta el golpe militar de 1980.

Poco después comenzó su carrera política en un partido islamista dirigido por Necmettin Erbakan, su mentor político.

En 1984 fue elegido alcalde de Estambul. El apoyo de su mentor, su gran habilidad para la oratoria y su éxito como edil le convirtieron en uno de los políticos más populares del país.

En 1997, a raíz de un golpe de fuerza de los militares conocido como el "Golpe posmoderno", su partido islamista fue ilegalizado y Erdogan fue encarcelado por leer un poema religioso en público.

En 1999, durante su estancia en prisión, comenzó a considerar la posibilidad de reformar su partido, lo que hizo formando el AKP en 2001, junto a políticos más liberales y moderados.

En las elecciones de 2002, el AKP arrasó en las urnas sin entrar en el terreno religioso, lo que le aportó incluso votos provenientes del centro izquierda y la derecha laica.

Desde entonces Turquía ha pegado un gran salto económico, el AKP han recortado los poderes de los casi todo poderosos militares pero al mismo tiempo ha crecido la crispación política y social.

Turquía es hoy el país con más periodistas encarcelados y el propio Erdogan impulsó este año legislaciones que buscan controlar y censurar internet y las redes sociales.

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