El propio Trump ha prometido trasladar la Embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, y su nominado como embajador en el país, David Friedman, ha defendido esta posibilidad.
"La capital de Israel a la que voy es Tel Aviv, porque ahí es donde está la gente de su Gobierno", ha dicho, según ha informado la cadena de televisión estadounidense CNN.
El Gobierno israelí tiene su sede en Jerusalén, que describe como su capital, si bien la mayoría de sus oficiales militares se encuentran en Tel Aviv.
Recientemente, el presidente estadounidense, Barack Obama, renovó la exención presidencial que aplazó nuevamente la recolocación de la Embajada durante seis meses.
En su decisión, Obama citó "intereses de seguridad nacional" para prolongar la exención a la decisión del Congreso en 1995 de reconocer Jerusalén como capital de Israel y trasladar allí la Embajada.
Estados Unidos no ha reconocido oficialmente Jerusalén como capital del país, a pesar de que Israel así lo reclama, debido a que el Derecho Internacional considera la ciudad dividida.
Israel afirma que Jerusalén es la capital del país, mientras que Palestina reclama que Jerusalén Este sea su capital una vez se cree como Estado.
De hecho, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, envió una carta a Trump en la que le pide que no traslade la Embajada estadounidense, advirtiendo de las "consecuencias destructivas" para el proceso de paz.
Voces como las del secretario de Estado saliente, John Kerry, han alertado del peligro de este gesto porque provocaría "una explosión, una tremenda explosión en la región; no solo en Cisjordania e Israel, sino en toda la región".
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