LOS F-18 DEL EJÉRCITO DEL AIRE INTERCEPTARON 36 AVIONES RUSOS DURANTE SUS CUATRO MESES DE MISIÓN EN EL BÁLTICO

- El A400M se estrenará en una misión internacional al participar en el repliegue del contingente de la Policía Aérea del Báltico. Los cazas F-18 desplegados en Estonia han interceptado 36 aviones rusos durante sus cuatro meses de participación en la misión de la OTAN de Policía Aérea del Báltico para lograr la estabilización en el norte de Europa ante la presencia de aeronaves rusas, que se reforzó en abril de 2014 tras el inicio de la crisis con Rusia.
Los F-18 estaban desplegados en la base aérea de Ämari (Estonia) y tenían como objetivo proteger el espacio aéreo de soberanía de los Estados bálticos al no disponer éstos de recursos suficientes para llevar a cabo esta labor, además de contribuir al tránsito seguro del tráfico aéreo de un área de entre 60.000 y 80.000 kilómetros cuadrados.
Esta ha sido la primera vez que estas aeronaves participan en este tipo de misión, si bien no es la primera vez que España forma parte de la misma. Las Fuerzas Armadas españolas desplegaron durante el primer trimestre de 2015 y el primero de 2016 cuatro cazas ‘Eurofighter’ en los destacamentos de Ämari y Siauliai (Lituania), respectivamente.
La participación de los cinco cazas F-18 en esta misión ha concluido después de cuatro meses en los que ha efectuado 254 salidas y 586 horas de vuelo.
También han llevado a cabo 186 misiones, de las que 150 han sido de entrenamiento y 36 reales de interceptación de aviones de la Fuerza Aérea rusa.
La primera interceptación tuvo lugar en mayo cuando realizaron su primer “scramble real” para interceptar un Sukhoi SU 24 ‘Fencer’ ruso, un avión de ataque supersónico desarrollado en la Unión Soviética entre finales de la década de 1960 y principios de los años 1970.
Está previsto que los cinco cazas F-18 lleguen hoy a la base aérea de Zaragoza, mientras que el grueso del contingente, compuesto por 128 efectivos, lo harán mañana, después de haber dado el relevo a soldados belgas.
En el repliegue del contingente participará por primera vez el flamante A-400M, lo que supondrá su estreno en una misión internacional.
HISTÓRICO MISIÓN
Los militares españoles no operan solos en la aplicación del principio de seguridad colectiva aliada que rige la defensa del espacio aéreo de la OTAN, en este caso para proteger a Estonia, Letonia y Lituania de posibles ataques aéreos en su territorio, incluyendo sus aguas jurisdiccionales, al tiempo que se garantiza el tránsito seguro del tráfico aéreo civil.
En esta misión también participan aeronaves de otros países miembros de la Alianza Atlántica que operan desde la citadas bases de Ämari, Siauliai y desde la de Malbork, en Polonia.
En 2004 la OTAN amplió su espacio aéreo al norte de Europa tras el ingreso de Estonia, Letonia y Lituania. Dado que ninguna de ellas cuenta con aviones de combate, durante los últimos 10 años 14 países aliados se han sucedido en distintas rotaciones de cuatro meses de duración desde la base de Siauliai. De hecho, España lideró en 2006 la décima rotación con cuatro aviones ‘Mirage F-1’ del Ala 14, con sede en la base aérea de Los Llanos (Albacete).
Tras la integración de las repúblicas bálticas en la OTAN la aviación rusa comenzó a surcar las rutas que sobrevuelan las aguas internacionales del golfo de Finlandia y el mar Báltico bordeando el litoral de Estonia, Letonia y Lituania entre las bases de San Petersburgo y Kaliningrado en dirección norte-sur o viceversa.
Los cazas españoles únicamente intervienen cuando se incumplen las tres normas fundamentales de vuelo: la presencia de una aeronave sin plan de vuelo declarado, la falta de comunicación entre el avión y el controlador aéreo civil en tierra y la carencia o desactivación del transpondedor. Esta es la herramienta que posibilita al controlador disponer de inmediato y en todo momento el tipo de aeronave y su altura para mantener la separación entre los aviones y evitar los riesgos de colisión.
Las aeronaves rusas en ocasiones no son detectadas por los radares civiles pero no pueden burlar los sistemas de detección militares, aunque sólo sea mediante una traza anónima en sus pantallas.
Así pues, la Alianza Atlántica continúa con el dispositivo reforzado de vigilancia y control del espacio aéreo báltico que puso en marcha en abril de 2014 tras el inicio de la crisis con Ucrania, cuando se pasó de cuatro a 16 aviones de combate en misiones de policía aérea y elevando a tres el número de bases de despliegue.

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