Entre los visitantes se encuentra además el ministro de Sanidad, Empleo y Bienestar, según ha informado la agencia de noticias nipona Kiodo.
Los homenajes en Yasukuni suelen irritar a los países de la región, sobre todo a China y Corea del Sur, que consideran que este lugar sirve para enaltecer el belicismo japonés que arrasó el sudeste asiático el siglo pasado.
Como ocurre en cada festival de otoño y primavera, Abe ha enviado una ofrenda tradicional sintoísta, una rama del árbol sakaki decorada con tiras de papel, seda o algodón, si bien se espera que siga la política de los últimos años de no acudir presencialmente al templo, donde se rinde homenaje a los militares muertos durante las guerras imperialistas de la primera mitad del siglo XX, incluidos varios destacados criminales de guerra.
Pekín y Seúl están especialmente sensibilizados con este tema porque sufrieron la ocupación durante la Segunda Guerra Mundial, lo que se tradujo en campos de concentración para los hombres y esclavitud sexual para las mujeres
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