Amnistía denuncia “alarmantes tácticas de tortura” de los hutíes contra manifestantes pacíficos en yemen


Amnistía Internacional (AI) señaló este martes que expertos de esta organización han recogido “nuevos relatos desgarradores” que revelan que miembros del grupo armado hutí están torturando a manifestantes para reprimir la disidencia.
Donatella Rovera, asesora general de AI sobre respuesta a las crisis y actualmente en Yemen, afirmó que los hutíes “han descendido a un peligroso nivel de intimidación y violencia para infundir miedo a cualquiera que proteste contra su régimen”.
“Los testimonios reflejan que se ha detenido y torturado a manifestantes durante días interminables. La seguridad de todas las personas que se atreven a denunciar públicamente el régimen de los hutíes está amenazada”, añadió.
Entre los que hablaron con Amnistía Internacional se encuentran Taher al Faqih, de 34 años, y Abdeljalil al Subari, de 40, secuestrados durante una manifestación pacífica el pasado miércoles en Saná para conmemorar la sublevación del 11 de febrero de 2011. Ambos fueron detenidos junto a Salah Awdh al Bashri, de 35 años y padre de siete hijos, quien murió posteriormente por las lesiones provocadas a causa de la tortura sufrida durante horas.
Los tres, junto a un cuarto activista que no fue torturado, fueron conducidos a un lugar desconocido, donde estuvieron recluidos en un sótano hasta última hora de la tarde del pasado viernes.
Cuando miembros de Amnistía Internacional se reunió con ellos este domingo, vieron las señales y cicatrices de la tortura que habían sufrido, ya que presentaban hematomas profundos y, en el caso de Abdeljalil al Subari, heridas abiertas en las nalgas.
“Al primero que se llevaron fue Salah. No volví a verlo hasta que nos liberaron, hacia las dos de la madrugada (del 14 de febrero). Salah no podía moverse ni ponerse en pie, ni siquiera cuando intentamos ayudarlo a levantarse, y tampoco podía hablar. Sólo dijo con un hilo de voz: ‘Tengo sed’”, relató Ali Taher al Faqih.
“Fuimos al hospital y allí Salah recibió primeros auxilios. Había hutíes en el hospital, algunos con el uniforme militar, y como tuvimos miedo de que volvieran a secuestrarnos, nos fuimos de allí y condujimos hasta casa (a dos horas de allí), pero el estado de Salah empeoró y murió en el trayecto”, continuó.
INTERROGATORIO
Además, contó con detalle el interrogatorio que soportó: “Primero me hicieron sentarme y me interrogaron sobre mi trabajo, las manifestaciones en las que participaba, los líderes de las protestas, mis relaciones con la Embajada de Estados Unidos y con organizaciones opuestas a Ansarullah (el brazo político de los huzis). Luego me vendaron los ojos y me amordazaron. Me ataron las manos a la espalda, me ataron los pies, me obligaron a tumbarme sobre una especie de mesa estrecha y empezaron a golpearme en las nalgas con algún tipo de porra. Continuaron con la paliza durante mucho rato, puede que un par de horas. El dolor era insoportable. No paraban de decirme que confesara. Cuando finalmente dejaron de golpearme, estaba medio inconsciente. Tuvieron que ayudarme a levantarme”.
Amnistía Internacional habló también con Fouad Ahmad Jaber al Hamdani, conocido activista de 34 años a quien secuestraron la mañana del 31 de enero en una protesta poco concurrida. Estuvo 13 días privado de libertad en cuatro sitios distintos y también fue torturado, por lo cual aún tiene hematomas profundos en la parte inferior de la espalda.
“Me vendaron los ojos y me amordazaron, me ataron de pies y manos y luego a un banco estrecho, y me golpearon en las nalgas y la parte inferior de la espalda con una porra o una barra de hierro hasta que me desmayé. Me dijeron: ‘¿Vas a hablar o te hacemos hablar?’ Me acusaron de recibir dinero de Estados Unidos y Arabia Saudí y de tener vínculos con terroristas de la Hermandad Musulmana y con ciertas personalidades relacionadas con el régimen anterior. Después de golpearme continuamente durante cuatro horas, en las que me desmayé varias veces, acepté escribir una confesión. Entonces me desataron, me advirtieron que no organizara manifestaciones ni me pusiera en contacto con opositores de los hutíes y me condujeron a la calle Zubeiri. Me arrojaron al borde de la calzada. No podía moverme y me quedé allí tendido hasta que un transeúnte me rescató”, apuntó.
Rovera indicó que los hutíes deben acabar “de inmediato” con “sus tácticas ilegales de detención, tortura y otros malos tratos” y que la Fiscalía General de Yemen debe investigar los casos y llevar a los casos ante la justicia.
¿QUIÉNES SON LOS HUTÍES?
Amnistía Internacional afirmó que los hutíes, en su mayoría pertenecientes a la minoría chií zaidí (del norte de Yemen) que sufrió persecuciones por el régimen del expresidente Ali Abdulá Salé entre 2004 y 2010, persiguen ahora a quienes los critican, a quienes someten a las mismas violaciones de derechos humanos que el régimen anterior les infligió a ellos.
El grupo tomó algunas posiciones militares y de seguridad en Saná (capital de Yemen) el pasado mes de septiembre. La tercera semana de enero atacaron posiciones militares, sedes gubernamentales y el recinto presidencial, lo que llevó a dimitir al presidente, Abd Rabu Mansur Hadi, y a su gobierno, con lo que los hutíes se erigieron en gobernantes ‘de facto’ en la capital y otras zonas del país.
Actualmente están consolidando su control de la Saná y en el país en su conjunto. El pasado 6 de febrero disolvieron el Parlamento y emitieron una declaración constitucional con el mandato de crear un consejo presidencial de transición que ejerciera de gobierno interino durante un periodo de dos años, lo que supone el fin de una iniciativa conciliatoria de reparto del poder negociada por el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico para poner fin a la sublevación de 2011, que terminó con la deposición del presidente Ali Abdulá Salé después de 33 años en el poder.

Mostrar comentarios