El director del CICR para Oriente Próximo, Robert Mardini, ha llamado a cumplir "las normas básicas de la guerra", en las que se recoge el respeto a la población civil. La organización está en contacto con las fuerzas iraquíes y kurdas, así como con la coalición que lidera Estados Unidos, y espera poder hablar con Estado Islámico.
El CICR ha reforzado sus centros médicos y Mardini ha instado a todas las partes a facilitar la evacuación de los heridos. También ha pedido acceso para las personas que sean detenidas o vigiladas mientras huyen de Mosul, en muchos casos consideradas sospechosas de terrorismo.
En esta línea, el jefe de la misión de la OIM en Irak, Thomas Weiss, ha advertido de que miles de personas podrían tratar de huir durante los próximos días y semanas. Naciones Unidas calcula que, en el peor escenario, un millón de personas abandonarían sus hogares.
Weiss ha subrayado, además, que los milicianos yihadistas podrían servirse de los civiles como escudos humanos, un temor expresado en los últimos días por varias organizaciones internacionales.
La OIM ha comenzado a repartir máscaras de gas de cara a posibles ataques con armas químicas, algo que también baraja el CICR. Mardini ha confirmado en su comparecencia ante los medios que los equipos de la organización se preparan para atender a heridos intoxicados.
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