Los "Poppies" inundan las calles británicas en honor a los caídos en combate

  • Presentadores de televisión y ciudadanos del Reino Unido lucen estos días, como cada año, el simbólico "Poppy", el pequeño broche rojo en forma de amapola con el que se rinde tributo a militares y excombatientes británicos.

Patricia Rodríguez

Londres, 3 nov.- Presentadores de televisión y ciudadanos del Reino Unido lucen estos días, como cada año, el simbólico "Poppy", el pequeño broche rojo en forma de amapola con el que se rinde tributo a militares y excombatientes británicos.

Amantes de la tradición y siempre en deuda con la labor que desempeñan sus fuerzas armadas, famosos y ciudadanos de a pie de este país hacen sus donativos y cumplen diligentemente con el rito de colgarse la amapola, cargada de significado, en la solapa del abrigo.

Además, soldados y unos 350.000 voluntarios repartidos por todo el Reino Unido instan a los transeúntes a que adquieran su amapola, portando eslóganes que recuerdan la relevancia de las fuerzas armadas.

La británica Elaine Clarke, encargada de un punto de venta de la organización benéfica "Ejército de Salvación" (Salvation Army) enfatizó "la importancia de preservar esta tradición; de agradecer y rendir tributo a aquellos que se han jugado la vida por nuestro país, y que incluso han podido quedar con secuelas físicas".

"Para mí (llevar un poppy) también es algo personal porque mi abuelo luchó en la (segunda) guerra (mundial)", comentó Clarke a Efe.

Desde finales de octubre y hasta el 11 de noviembre, un pequeño broche de plástico se convierte en un adorno omnipresente y emblema de una tradición que se remonta a las cruentas batallas libradas durante la I Guerra Mundial, cuyo final marcó la firma del Armisticio en 1918 "a las 11 horas, del día 11, del undécimo mes".

Muchos de esos enfrentamientos tuvieron como escenario campos franceses recubiertos de esas pequeñas flores, como recoge un poema escrito por el canadiense John McCrae, "En los campos de Flandes", inspirado en la muerte de uno de sus compañeros de batalla.

Ese texto estableció la relación simbólica entre la amapola y los servicios prestados por los miles de caídos en los conflictos bélicos.

La Royal British Legion (legión británica, organización benéfica) distribuye unos 45 millones de "poppies" anualmente y recauda fondos para respaldar a los excombatientes del Ejército nacional con su iniciativa "Poppy appeal" (algo así como llamamiento de la amapola).

El objetivo fijado este año por la fundación es recabar 42 millones de libras (52 millones de euros) y sobrepasar el récord de 40 millones de libras (49,5 millones de euros) de 2011.

El pasado 24 de octubre, en la emblemática plaza de Trafalgar en Londres, estrellas británicas de la música pop participaron en un concierto gratuito para conmemorar a los caídos en combate.

Este año, además de conocidos rostros como los de las cantantes Alesha Dixon y Pixie Lott, actuaron el Cuerpo de Tamborileros del Primer Batallón de Guardas de Coldstream (Escocia), el Primer Batallon de Guardas Irlandeses y los Trompeteros de la Banda de Guardas Granaderos.

El secretario de Estado para el Personal de Defensa y Bienestar de los Veteranos de Guerra, Mark Francois, también recordó a la cadena BBC que se trata de "una época para recordar y honrar a los caídos y aquellos que han resultado heridos en el frente".

"Todos estamos en deuda con los que han arriesgado sus vidas y han hecho sacrificios por este país", dijo.

La Royal British Legion invierte semanalmente 1,7 millones de libras (2,1 millones de euros) en cuidados y apoyo a las familias de los excombatientes, que incluyen subvenciones, asesoramiento laboral y legal, así como apoyo emocional.

Su labor se aplica a todo el personal militar que ha regresado de Afganistán y a aquellos soldados que han participado en conflictos pasados.

El próximo 11 de noviembre, como cada año, la reina de Inglaterra, Isabel II, rendirá tributo a los caídos en una ceremonia en el Cenotafio del centro de Londres, mientras que los británicos guardarán dos minutos de silencio para que esa fecha histórica no quede en el olvido, una tradición que viene guardándose desde 1919.

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