Setenta y tres parlamentarios y 96 representantes de otros diputados y senadores acudieron por la mañana a este lugar de culto sintoísta en pleno centro de Tokio, constataron periodistas de la AFP.
Yasukuni rinde homenaje a unos 2,5 millones de soldados japoneses muertos desde mitad del siglo XIX. La cólera de los países vecinos se debe a la inscripción en 1978 de los nombres de 14 criminales de guerra condenados por los aliados tras la Segunda Guerra Mundial.
Las visitas de este martes tienen lugar en un momento delicado, ya que en dos semanas el primer ministro nipón Shinzo Abe tiene previstas unas entrevistas con los dirigentes de Corea del Sur y China, dos países víctimas del imperialismo nipón de la primera mitad del siglo XX.
"Como la sesión parlamentaria ha terminado, el grupo era menos importante esta vez, pero hemos rezado y manifestado nuestro sincero respeto", declaró a la prensa el ex ministro de Sanidad Hidehisa Otsuji, que encabezó la delegación.
Cada vez que hay una visita de diputados o ministros al santuario, el gobierno japonés se granjea las críticas de China y Corea del Sur, que consideran que Japón no se ha arrepentido lo suficiente de las atrocidades cometidas por sus soldados durante la Segunda Guerra Mundial.
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