El 11 de septiembre, un punto de inflexión para Oriente Medio

Aunque los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos fracasaron en el intento yihadista de poner de rodillas a la potencia occidental, dejaron como herencia una era de inestabilidad en Oriente Medio que podría prolongarse muchos años, opinan los expertos.

Siguiendo su doctrina estratégica, Estados Unidos reaccionó con una "fuerza avasalladora" e invadió Irak, una decisión que sembró los gérmenes del caos en el cual buena parte de la región sigue sumergida, sostienen los observadores.

Tras un período de desestabilización por la pérdida de su santuario en Afganistán, consecuencia de la invasión occidental de octubre de 2001, Al Qaida y el movimiento yihadista lograron recuperarse y expandirse a muchos países desde los cuales siguen preparando ataques.

"En concreto, el 11 de septiembre fue el punto culminante de un trabajo de muchos años de Al Qaida para organizar el 'atentado histórico', el 'Big One'", señala a la AFP Didier Le Bret, que acaba de dimitir como coordinador de inteligencia en Francia.

Pero ese día, al estrellar cuatro aviones de pasajeros secuestrados -dos contra el World Trade Center, uno contra el Pentágono y otro que cayó en medio del campo cuando volaba hacia Washington- Al Qaida hizo que los estadounidenses "tomaran conciencia que eran vulnerables en su propio país. Y eso no pueden aceptarlo".

Su reacción fue "sin términos medios. Esa es su fuerza y su debilidad. (...) Para ellos la respuesta es: 'Ese es el enemigo. Vamos a abatirlo. Después vemos las consecuencias".

Y las consecuencias "se vieron, con la imagen atroz que proyectó Estados Unidos por las prisiones de Abu Ghraib y Guantánamo y por Irak, una guerra inconclusa basada en una mentira. (...) Han precipitado la región en el caos", añade Le Bret.

Según Jean Pierre Filiu, profesor de ciencias políticas en París, los 15 años transcurridos dejan el sentimiento de un tiempo desperdiciado de forma increíble.

"Estas Unidos gozaba de una solidaridad internacional sin precedentes en su campaña contra los talibanes y Al Qaida. Pero tras esa campaña ganada en pocas semanas los neoconservadores [del gobierno estadounidense] impusieron una 'guerra global contra el terror' que relanzó la 'Guerra Santa' y le abrió las puertas de Irak, Medio Oriente y Europa".

El grupo Estado Islámico "nació de una alianza entre dos totalitarismos, el de Al Qaida y el del derrocado régimen iraquí de Sadam Husein".

Y el gobierno del presidente Barack Obama "en lugar de tomar en cuenta la envergadura de esta amenaza, la negó durante mucho tiempo, permitiendo el surgimiento de un 'Califato del terror'", asegura Filiu.

Hoy está claro que el objetivo de Osama Bin Laden era atraer a las tropas estadounidenses hacia Afganistán.

"El sueño de mi padre era hacer venir a los estadounidenses. Quería hacerles lo mismo que a los soviéticos. Me sorprendió que mordieran el anzuelo" declaró en 2010 a la revista Rolling Stone Omar Ben Laden, hijo del difunto líder de Al Qaida.

Al forzar a Estados Unidos a salir de su aislamiento y a enviar miles de soldados a Oriente Medio -donde todavía permanecen- Bin Laden recurrió a lo que el historiador Yuval Noah Harari define como "el método del maestro de Tai Chi".

Conscientes que no pueden enfrentarse a su adversario por cuestiones de potencia, "los terroristas esperan que el miedo y la confusión lleven a su enemigo a hacer un mal uso de la fuerza".

"Cuando, enloquecidos de rabia, utilizan su potencia masiva, se desata contra ellos una tormenta política y militar. Y durante esa tormenta pueden ocurrir muchas cosas inesperadas", afirma Harari en una trabajo reciente.

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