En este sentido, Álvarez de Cienfuegos ha explicado que la postura española "es muy generosa" puesto que "ha renunciado a recuperar Gibraltar al cien por cien", basando la cuestión en que el Gobierno español "lo que está haciendo es hacerles ver a los gibraltareños que con la cosoberanía todo sería igual" salvo por la presencia de la bandera española en el Peñón, cosa que "los gibraltareños no soportan".
La idea del analista no pasa tanto por "izar la bandera española" sino por "arriar la bandera británica". A su juicio, "lo mejor es diluir el problema" y dejar que Gibraltar "se autogobierne" sin llegar a ser un estado independiente, circunstancia que "ni Madrid ni Londres quieren", y que algunas de las competencias "recaigan en Reino Unido y España".
La fórmula gira en torno a que Gibraltar "tenga dos reyes, la Reina de Inglaterra y el Rey de España", siendo una situación parecida "a la de Andorra", cuyos jefes de Estado son el Obispo de Seu de Urgell y el presidente de la República Francesa, y "a la de la isla de Man", que es una isla entre Irlanda y Gran Bretaña, "que no está incorporada al Reino Unido" pero que "es una dependencia de la Corona británica".
Esta vinculación haría "que no perteneciera a ninguno de los dos estados" pero su vinculación con la monarquía española "les permitiría seguir siendo parte de la Unión Europea" sin dejar de lado "su britanidad" al seguir ligados a la Reina de Inglaterra.
Álvarez de Cienfuegos ha advertido de que si "los gibraltareños no están de acuerdo no se va a ir a ningún sitio" porque los británicos "juegan con la coartada democrática de respetar la opinión de Gibraltar".
Con esta circunstancia, "no habría frontera", lo que sería "muy interesante para Gibraltar" en la medida en que "se vería muy afectada por el Brexit" dada su condición de "plaza financiera, relacionada con las apuestas" y cuyo éxito en estas cuestiones radica "en su vinculación a la Unión Europea".
ESPAÑA Y EL BREXIT
Asimismo, el investigador ha analizado las posibilidades a jugar por España con la marcha del Reino Unido de la Unión Europea destacando en primer lugar que "la retirada de los británicos es una mala noticia, principalmente para ellos" aunque también "para la Unión Europea y España en menor medida".
Entre las circunstancias negativas ha incidido "en una menor llegada de turistas británicos, el recorte de derechos de los ciudadanos españoles en Reino Unido, las posibles trabas a la exportación y la mayor dificultad para que empresas españolas ganen concursos en Reino Unido".
No obstante, el estatus quo se basaba en la preeminencia de los tres grandes estados en la Unión Europea, es decir, Alemania, Francia y Reino Unido, el cual "ha cambiado" y ha permitido al Gobierno español considerar que "Madrid se está convirtiendo en una capital más atractiva y España en un socio potencial" para países históricamente aliados de Londres como Países Bajos o Suecia. Los dos grandes pilares de la Unión Europea, Francia y Alemania, "podrán ver ahora fácilmente sin Reino Unido la importancia de un país como España en términos económicos, militares y diplomáticos".
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