Fallece Hans-Dietrich Genscher, artífice de la reunificación alemana

El exministro alemán de Relaciones Exteriores Hans-Dietrich Genscher, que dirigió durante casi 20 años la diplomacia de su país y tuvo un papel clave en la reunificación de Alemania, falleció el jueves por la noche a los 89 años.

Este ex-responsable del partido liberal, que fuera unas de las figuras más populares de su país, murió debido a un paro cardíaco, "rodeado de su familia" en su casa de Wachtberg-Pech (oeste), indicó su oficina en un comunicado.

La jefa de gobierno alemana Angela Merkel dijo que "se inclinaba" ante "un hombre de Estado respetado en el mundo entero" y que "no aceptó nunca la injusticia de la división alemana".

A lo largo de 18 años (1974-1992) como ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher aplicó la llamada "Ostpolitik", la política de acercamiento con la Europa del este comunista, rehusando diabolizar al enemigo soviético, y negociando cuando era posible para desactivar la Guerra Fría y la carrera armamentística, que tenían a las dos Alemanias en primera línea.

Tras la muerte en menos de tres años de tres dirigentes soviéticos, Gensher rápidamente vio en el ascenso de Mijail Gorbachov una oportunidad histórica, y apoyó su Perestroika (reestructuración) y su Glasnost (transparencia) para reformar y liberalizar a una URSS en crisis, pero que al cabo aceleraron la caída del bloque soviético.

La imagen quedó grabada en la memoria de todos los alemanes: este hombre de orejas como hojas de col y verbo apagado anunciando el 30 de septiembre de 1989, desde el balcón de la embajada alemana de Praga, que las autoridades checas habían cedido y dejaban ir a Alemania del Oeste a centenares de refugiados que huían de la RDA.

"Hemos venido para decirles hoy que vuestra partida..." empezó a decir, pero el resto de su histórica frase fue cubierta bajo los gritos de entusiasmo de los refugiados. Ello abría una profunda brecha en el telón de acero, algunas semanas antes de que cayera el muro de Berlín.

Fue "uno de los primeros políticos occidentales que tomó en serio" la apertura en la Unión Soviética, dijo Gorbachov en un comunicado.

"Lo criticaron por considerarlo demasiado crédulo" pero tras el fin de la Guerra Fría "sus críticos tuvieron que reconocer que tenía razón", añadió el exjefe de Estado soviético.

El apogeo de la carrera de este liberal, que estuvo en los gobiernos del social-demócrata Helmut Schmidt y el conservador Helmut Kohl, se produjo un año más tarde, en septiembre de 1990 con el tratado "dos más cuatro", que liberaba a su país de la tutela de norteamericanos, soviéticos, franceses y británicos, impuesta desde el fin de la Segunda guerra mundial.

"Fue el momento más emocionante de toda mi carrera" decía Genscher, que logró superar los recelos de las cuatro potencias victoriosas. Dos semanas después, Alemania estaba reunificada.

Pese a su falta de carisma físico, y a su rostro de perro apaleado oculto tras unas gruesas gafas, Genscher encarnó siempre una voz de la razón, apreciada por los alemanes, y abogó por una política de "distensión activa" ante Moscú.

Tras dimitir del gobierno en 1992, Hans-Dietrich Genscher permaneció activo durante varios años en el Bundestag, y mantuvo y utilizó sus buenos contactos con Rusia.

En 2012 y 2013, su diplomacia secreta desempeñó un rol crucial para convencer al presidente ruso Vladimir Putin que liberase en diciembre de 2013 a Mijail Jodorkovski, exmagnate del petróleo y opositor encarcelado desde hace diez años. Fue un rotundo éxito para la diplomacia alemana.

El jefe de la diplomacia francesa, Jean-Marc Ayrault, saludó por su parte "uno de los grandes actores de la reunificación".

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