"La que será su última visita oficial al país puede hacer que sea algo más que eso: es una oportunidad para expresar públicamente su preocupación por los serios ataques contra los Derechos Humanos en China y dejar claro que Francia extiende su solidaridad a los valientes activistas, cuyo espacio es constantemente limitado por la represión del Gobierno", ha explicado en un comunicado la ONG.
HRW ha lamentado que, salvo excepciones, Francia se haya mantenido en silencio ante la represión del Gobierno chino. "La reticencia de Francia (a alzar la voz), en parte impulsada por sus intereses comerciales, contrasta con el reciente, discurso de Ayrault sobre la importancia de los Derechos Humanos en la diplomacia gala", ha indicado el organismo.
La ONG ha recordado estas declaraciones en las que el canciller aseguró que "defender la determinación de París en la defensa de los Derechos Humanos no va en contra" de los intereses nacionales y que, al contrario, contribuye a su promoción.
En este contexto, ha indicado que si bien se trata de una declaración "potente", esta deja de tener significado si no se traduce en acciones. "En Pekín, Ayrault debería llamar públicamente a las autoridades a cesar en su represión contra el derecho de expresión de los activistas, liberar a los presos políticos y acabar con la pena de muerte", ha señalado la organización.
"Esto demostraría que las relaciones económicas y diplomáticas de Francia no van en detrimento de sus principios y que, al contrario, sus principios son un componente vital de la relación de París con Pekín", ha concluido.
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