Elecciones el 20-D: Presupuestos, pagas extra y dulce Navidad

    • Tras un año a vueltas con el adelanto, el debate parece 'zanjado'.
    • Es una fecha electoral inédita. ¿Las fiestas dulcificarán el voto?

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

En ocasiones, los matices resultan más reveladores de lo aparente. Y en el caso de Rajoy, acostumbrado a hacer gala de retranca, aún más. Cuando nadie duda ya que España acudirá a las urnas el próximo 20 de diciembre, el presidente del Gobierno sigue sin 'oficializar' la fecha. Primero fueron las filtraciones en prensa, debatidas entre dos días probables, el 13 y el 20 de ese mes, y contestadas con evasivas desde el Ejecutivo. Ahora un "lo más probable" es que sean en esta última, la respuesta de Rajoy tras ser insistido en varias entrevistas. ¿Cuáles son las razones de Rajoy para convocar en esa fecha?

Para Rajoy, la razón esencial es la aprobación de los Presupuestos Generales, en trámite parlamentario y considerados auténtico programa electoral para los 'populares'. Siguiendo los tiempos de ley, el procedimiento es el siguiente: la Comisión de Presupuestos del Congreso debatió este martes y miércoles las 4.228 enmiendas parciales presentadas por los grupos-sin que ninguna de ellas se haya incorporado al texto final, al margen de una propuesta pactada para aumentar la dotación de acogida de refugiados. El dictamen definitivo de la Comisión debe ser ahora elevado al Pleno del Congreso, donde se debatirá ella próxima semana. En esta fase, los ministros deberán defender las cuentas de sus correspondientes departamentos. Desde ahí, el texto pasará al Senado, donde, según el calendario, los Presupuestos deberían estar ratificados entre el 13 y el 15 de octubre. Existe, no obstante, un margen para que las modificaciones del Senado se ratifiquen en el Congreso, lo que podría ocurrir la semana del 19 de octubre.

A partir de ese momento, Rajoy podría disolver las Cortes y convocar elecciones. Según establece la Ley Orgánica del Régimen Electoral General en su artículo 42.2, "los decretos de convocatoria señalan la fecha de las elecciones, que habrán de celebrarse el día quincuagésimo cuarto posterior a la convocatoria". La convocatoria se firma siempre un lunes y entra en vigor un martes, para que las elecciones coincidan en domingo. Así, para que las elecciones fuesen el 13 de diciembre, Rajoy habría de firmar la convocatoria ese mismo lunes 19 de octubre, fecha demasiado 'apurada' en la tramitación presupuestaria.

La ley establece en el mismo artículo 42.2 que, si no existe una disolución anticipada, "los decretos de convocatoria se expiden el día vigésimo quinto anterior a la expiración del mandato de las respectivas Cámaras". El mandato expira el 20 de noviembre, día en el que se celebraron las pasadas elecciones en el 2011. Siendo así, Rajoy optará por la fecha máxima para firmar la convocatoria, el 26 de octubre. De esta forma, las elecciones serán, efectivamente, el 20 de diciembre.

No existe duda de que a los 'populares' les interesa retrasar al máximo la convocatoria electoral. De hecho, el partido llegó a plantearse aplazarlas hasta enero del próximo año, amparándose en que la legislatura comienza el día de investidura, no el de las elecciones. En ese caso, las fechas comenzarían a contar a partir del 20 de diciembre de 2011, día en que Rajoy accedió al Gobierno. Finalmente, se consideró que hacerlo, modificando los trámites tradicionales, podría abrir una controversia poco deseable dadas las actuales circunstancias de 'cabreo'.

El presidente no oculta que quiere apurar los tiempos. Ya lo dijo en el inicio del curso político, en la tradicional cita 'popular' en el castillo de Soutomaior (Pontevedra), cuando insitió en que "gobernará hasta el final" y que, para el Ejecutivo, los próximos meses no serán "tiempo de descuento". El interés de Rajoy era expresar que la acción legislativa de su partido se extendería al máximo, aunque la interpretación asumió que no tenía intención de perder ni uno solo de sus días de Gobierno.Junio, septiembre... y diciembre

El run run del adelanto ha venido sonando casi desde que el pasado mayo un partido emergente, Podemos, irrumpió de imprevisto en el escenario político. El auge de la formación de Iglesias suscitó los primeros debates en el PP sobre la conveniencia o no de anticipar los comicios: hacerlo permitiría ganar tiempo sin dar margen a que el nuevo partido se enraizase. El momento económico podría ser oportuno, con los datos de desempleo en tibio retroceso. Pero el malestar era, en cambio, lo suficientemente grande. Y tenía ya una nueva vía para expresarse. Un partido nuevo que no había tocado aún poder y, por tanto, no había tenido tampoco opción a corromperse, y con un discurso de artillería contra la 'troika', las instituciones económicas y el establishment.

El Gobierno descartó entonces el anticipo, aunque los líderes de la oposición arreciaron en sus peticiones. Tanto Iglesias como Sánchez compartían que el proyecto del PP estaba "agotado" y reclamaban comicios. A mediados de año, el adelanto volvía a sonar. Entonces, la principal preocupación de los populares eran dos debacles electorales, la de las andaluzas y del 24-M, nunca reconocidas públicamente. El partido se descosía con barones críticos con las formas de la dirección y sumaba descontentos y varios dirigentes, entre ellos, 'pesos pesados' como Aguirre, Arenas o Floriano, insistían a Rajoy: lo mejor el adelanto y la fecha, el 27-S. Convocar entonces sería un golpe de efecto óptimo sobre Artur Mas, que se vería obligado a aplazar sus planes. Así lo reconoció el propio president: "Yo querría hablar con la gente de Cataluña y después decidir si se mantiene o se cambia la fecha en función de lo que hagan en Madrid", asumió.

Pero Rajoy prefirió dejarse guiar por los argumentos de su asesor Arriola, dar portazo y fiarlo todo a los datos económicos. Los meses, sostenían algunos estrategas populares, servirían también para desgastar a los partidos emergentes, ya por entonces quizás desgastados por su experiencia en el gobierno. Al mismo tiempo, los ciudadanos notarían más la mejoría económica. Y además, los presupuestos estarían ya finiquitados. No en vano, el debate en el Congreso fue para los dos principales partidos un auténtico acto de campaña. Montoro desgranó los logros económicos del Gobierno- "España lidera el crecimiento de la zona euro", insistió- y presentó al partido como la única garantía para consolidar la recuperación. Sánchez, por su parte, aprovechó su intervención para confirmar algunas medidas en batería: derogación de la LOMCE, supresión de amnistías fiscales, bajada del IVA cultural al 5%, y renta mínima para hogares sin ingresos.Una fecha inédita

En la cuenta atrás a las generales, Rajoy se ha encontrado con el revés del desempleo de agosto-21.679 parados más, tras seis meses de caídas. Un dato previsto en un mes tradicionalmente complejo, por la finalización de los contratos temporales de verano. Pero el Gobierno confía en revertir el dato en los próximos meses y se ampara en el marco comunitario, con buenas previsiones para España.

Nunca antes en España se habían celebrado elecciones en plenas Navidades. Una fecha inédita y con unas particularidades que puede tener su efecto en el voto. En plenas fechas navideñas, la movilidad geográfica aumenta. Son fechas de gran densidad de desplazamientos y, con gran parte de los españoles fuera de sus lugares de residencia, el voto podría también desactivarse. El factor podría jugar a favor, pero también en contra.

Al PP le interesa una alta movilización, pero no cualquiera: sólo del electorado 'popular' desencantado en los últimos tiempos y que habría optado por no acudir a las urnas. Contará así con su base de votantes fija, de mayor edad, pero deberá insistir en aquellos que aún no tienen decidido su voto y que tienen como opción primera quedarse en casa...

La paga 'extra' es otro factor. Por entonces, muchos trabajadores ya la habrán cobrado... y por qué no, también las Navidades 'dulcifican' el carácter. Todo ello podría mover el voto hacia el partido del Gobierno, sostienen los expertos. ¿Estaremos menos enfadados por entonces? Es probable, aunque el impacto electoral sería mínimo. En las actuales circunstancias, los aspectos coyunturales influirán más bien poco. Que la recuperación económica se note, o no es, coinciden todos los analistas, el mejor eje de campaña para todos los partidos.

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