La unidad árabe, nuevo contrapeso al dominio de la derecha en Israel

  • La reciente unión de los partidos árabes en Israel ha sido un revulsivo para su supervivencia parlamentaria y les permite además erigirse en pujante contrapeso al dominio del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y sus aliados de la derecha.

Daniela Brik

Jerusalén, 26 ene.- La reciente unión de los partidos árabes en Israel ha sido un revulsivo para su supervivencia parlamentaria y les permite además erigirse en pujante contrapeso al dominio del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y sus aliados de la derecha.

Por primera vez en la historia del país, las cuatro formaciones que representan a la minoría árabe, que supone en torno al 20 por ciento de la población, han decidido dejar sus diferencias ideológicas aparte y centrarse en el bien común a fin de ganar influencia en un Parlamento cada vez más a la derecha.

Encuestas de opinión reflejan que la lista árabe conjunta podría asegurarse los 11 de los 120 escaños parlamentarios en los próximos comicios del 17 de marzo, alrededor del mismo número que habrían obtenido las formaciones de concurrir por separado.

La razón del reciente acuerdo de unión anunciado el jueves ha sido en gran medida práctica, pues la aprobación de la ley promovida por el partido nacionalista Israel Beitenu de elevar la barrera de acceso al Parlamento al 3,25% de los votos válidos, dejaría fuera del juego político al menos a dos de los cuatro partidos árabes.

Pero las consecuencias del pacto trascienden lo meramente funcional y conceden a un quinto de la población del país renovadas esperanzas de lograr mayor peso político, no ver mermada su representatividad e incluso poder resolver algunos de sus problemas más acuciantes.

"La principal razón de esta unión son los retos que afronta nuestra sociedad palestina y árabe en Israel con un gobierno de derechas que patrocina políticas racistas. La segunda es que ninguna lista por sí sola tendría éxito", reconoce a Efe Masud Ganaim, diputado de Raam (Lista Árabe Unida).

Además de este partido, Taal (Movimiento Árabe para la Renovación), Balad (Asamblea Nacional Democrática) y el partido árabe-judío Hadash (Frente Democrático para la Paz e Igualdad), integran la lista conjunta que cubre un amplio espectro ideológico que va desde el islamismo a seculares excomunistas.

"Nunca en la historia ha habido una coalición árabe integrada por comunistas, nacionalistas e islamistas", explicó el diputado Jamal Zahalka, del partido Balad.

Para este legislador, el pacto "es un mensaje al pueblo palestino de que si en Israel hay un campo nacionalista y otro sionista, nosotros somos el campo democrático".

La flamante coalición aspira a sacar a la calle a amplios sectores, que en anteriores elecciones se mostraban apáticos, y confía en obtener hasta quince diputados, según las perspectivas más halagüeñas.

Para el ciudadano israelí de a pie las formaciones árabes han sido a lo largo de la historia una amalgama dividida de voluntades en los márgenes de la vida política.

Sus diputados se han considerados en numerosas ocasiones quintacolumnistas en un Parlamento mayoritariamente sionista, mientras que los dirigentes políticos árabes han denunciado que un quinto de la población es legalmente tratada como ciudadanos de segunda en el Estado judío.

Sondeos sobre intención de voto sitúan al conservador Likud de Netanyahu en una estrecha liza con una plataforma liderada por el laborista Isaac Herzog y la exministra de Justicia Tzipi Livni.

En el fragmentado arco parlamentario israelí quien suele encabezar un gobierno es el grupo que logra cosecharse mejores alianzas para lo que el apoyo de los árabes podría tornarse fundamental.

"No podemos integrar una coalición con los laboristas y otros partidos sionistas, pero sí los apoyaremos desde fuera del Gobierno si logran hacer frente a Netanyahu", subraya Ganaim.

Pese al entusiasmo en cuadros políticos por la fórmula unitaria, aún queda terreno por hacer para convencer al votante árabe a mes y medio de los comicios, advierte Muhamad Drosa, experto de la organización Guivat Haviva, que fomenta la educación en diversos colectivos.

Drosa enumera las cuatro prioridades que demanda la minoría árabe: mejoras en la educación, trabajo, seguridad personal y una solución al conflicto palestino-israelí que se traduzca en el establecimiento de un Estado palestino.

En las últimas elecciones de 2013, el índice de participación entre los miembros de esta comunidad, en su mayoría palestinos que en 1948 quedaron dentro de los límites reconocidos de Israel, fue del 56 por ciento.

"Los árabes israelíes, que sufren de la exclusión institucionalizada y discriminación, deben comprender que la forma más efectiva de combatir estas tendencias y asumir su correcto lugar en la sociedad israelí es votando a los partidos que los representan", expone un editorial del diario Haaretz titulado "árabes, salid y votad".

Mostrar comentarios