Liberales y laboristas, igualados en la recta final de la campaña en Holanda

  • La recta final de la campaña a las elecciones del próximo 12 de septiembre en Holanda se presenta como un mano a mano entre liberales y laboristas, que tendrán que convencer a un elevado porcentaje de votantes indecisos de que sus propuestas son la mejor alternativa para salir de la crisis.

La Haya, 9 sep.- La recta final de la campaña a las elecciones del próximo 12 de septiembre en Holanda se presenta como un mano a mano entre liberales y laboristas, que tendrán que convencer a un elevado porcentaje de votantes indecisos de que sus propuestas son la mejor alternativa para salir de la crisis.

Los laboristas liderados por Diederik Samsom continúan con su avance meteórico e imparable, hasta el punto de que el sondeo más reciente de la empresa demoscópica Synovate los coloca a la par con los liberales, atribuyéndoles a ambos 35 escaños.

Los liberales han sacado su artillería pesada para frenar el contraataque laborista: "el PvdA es un peligro para Holanda porque con ellos habrá menos trabajo, menos carreteras y más listas de espera", se apresuró a decir el primer ministro en funciones y candidato liberal Mark Rutte este fin de semana al saberse lo ajustado de los pronósticos.

"Yo pensaba que la estrategia de esta campaña era explicar nuestras propuestas y no atacar el programa de los otros", contestó Samsom.

Los líderes políticos aprovecharon el último fin de semana antes de las elecciones para seguir pidiendo el voto en la calle.

Emiler Roemer, el líder de los socialistas radicales (SP) cuyo euroescepticismo está haciendo mella en el sector insatisfecho del electorado, pidió votos en la capital holandesa, Amsterdam, tradicionalmente de izquierdas.

En una campaña en la que los temas económicos y la crisis europea de la deuda han desplazado la relevancia de la inmigración, el líder antimusulmán Geert Wilders, que está perdiendo influencia respecto a los comicios anteriores, se desplazó a Tilburg, a sabiendas de que el sur de Holanda es la cuna de su electorado.

Rutte, vestido de manera informal, sin corbata y sin chaqueta, optó por la ciudad de Dordrecht y no muy lejos de allí, en Utrecht, Samsom repartía rosas entre la multitud.

A tres días de los comicios, un 33 % de los votantes está todavía indeciso, dependiendo en gran parte de ellos que la balanza se incline por renovar la confianza a los liberales o por pasar el testigo a los laboristas.

Independientemente de quien gane las elecciones de entre los doce partidos que concurren, la fragmentación política dificultará la formación de coaliciones, necesitándose tres o cuatro partidos para conseguir la mayoría de 76 escaños necesaria en un Parlamento de 150 representantes.

Expertos políticos coinciden en que, aunque lo nieguen en la campaña, los laboristas y los liberales están destinados a entenderse después del 12 de septiembre, ya que posibles coaliciones solamente de derechas o de izquierdas no alcanzarían una mayoría.

"A diferencia de las pasadas elecciones, hay una alta probabilidad de que los laboristas formen una coalición con el VVD", indicó a Efe el catedrático de Política de la Universidad de Leiden, Ruud Andeweg.

El socialista Roemer y el democristiano Sybrand Buma opinaron al respecto que Rutte y Samsom ya esbozan entre bastidores un consenso entre sus programas, aunque necesitarían de uno o dos partidos más para gobernar en mayoría.

Según un análisis del diario "De Volkskrant", los democristianos del CDA no querrán repetir formar parte del gobierno porque se encuentran en un proceso de decadencia política (se estima perderán 6 escaños respecto a los 19 actuales).

El papel de los liberales de derechas (D66), un partido de centro al que se le predicen 11 escaños, será crucial para la formación de gobierno, pudiéndose repetir así la "coalición púrpura" que gobernó bajo el mandato del laborista Wim Kok entre 1994 y 2002.

De asociarse, los liberales y los laboristas tendrán que mostrarse muy flexibles para llegar a compromisos.

Uno de los puntos difíciles de conciliar es cómo aplicar los recortes presupuestarios, especialmente en el terreno de la sanidad, a la que los laboristas quieren desprivatizar parcialmente.

Los laboristas quieren además modificar el sistema de deducción fiscal a las hipotecas sobre viviendas, que según analistas es la causa de que los hogares holandeses sean los más endeudados de toda Europa.

Los liberales, que con 31 asientos ganaron las pasadas elecciones por solamente un escaño respecto a los laboristas, formaron en 2010 una coalición de minoría con los democristianos (24 escaños), apoyados desde el Parlamento por el antimusulmán Geert Wilders (20 diputados).

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