Comienza en Irán la campaña para unas presidenciales donde Rohani se enfrenta a un resurgimiento conservador

  • Seis candidatos comparecen a las elecciones presidenciales del próximo 19 de mayo en Irán, en las que el actual mandatario, Hasán Rohani, buscará la reelección frente a la gran apuesta conservadora que representa el destacado clérigo Ebrahim Raisi, máximo responsable de la fundación islámica más rica del mundo y elegido del gran ayatolá y líder supremo del país, Alí Jamenei.
EUROPA PRESS
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Jamenei no admite competidores internos y prueba de ello es la decisión de expulsar de la carrera electoral al ex presidente Mahmud Ahmadineyad, quien decidió ignorar las órdenes de Jamenei y registrarse de todas formas para los comicios. Ahora mismo su domicilio en Teherán está rodeado de policías para impedir disturbios.

El líder supremo iraní quiere a un "candidato limpio", completamente desconectado de las fuertes polémicas que Ahmadineyad generó durante su mandato, en particular durante las elecciones de 2009, donde revalidó su presidencia en medio de fuertes protestas en todo el país bajo sospecha de fraude.

Raisi cumple con el perfil. Como máximo responsable de la 'bonyad' (fundación) Astan Quds Razavi, Raisi ejerce una importante influencia en el desarrollo económico local de Irán, en especial en la ciudad de Mashhad, la segunda más poblada del país, y lugar donde se encuentra el santuario del Imán Reza, la mezquita más grande del islam, gestionada por esta organización, que mueve anualmente cientos de miles de millones de dólares gracias a aportaciones.

Raisi, de 52 años, aparece así en la luz pública internacional tras décadas de carrera en la Judicatura iraní, donde ha llegado a ejercer el cargo de fiscal general del país tras participar activamente en la represión contra los disidentes y movimientos de izquierda en el marco de la Revolución Islámica.

Como uno de los cuatro magistrados encargados de imponer la sharia, un jovencísimo Raisi ordenó la ejecución de decenas de críticos del régimen durante el verano de 1988, y el respeto que inspira entre el mando militar del país es absoluto, según expertos consultados por el diario británico 'The Guardian' en enero de este año, cuando Raisi sonaba como candidato a futuro líder supremo del país.

REDES SOCIALES EN LA ERA DE TRUMP

El impulso a la candidatura de Raisi se puede entender como una reacción de los clérigos iraníes a un nuevo entorno internacional dominado desde el pasado mes de enero por la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, quien ha advertido en numerosas ocasiones de que no concederá a los iraníes ni el más mínimo margen de maniobra y que ha denunciado el histórico acuerdo por el que Irán se reintegra en la comunidad internacional a cambio de la suspensión de su programa de fabricación de armas atómicas.

Conscientes además de la importancia de las redes sociales, varios analistas detectan cierta permisividad, por parte de las autoridades, hacia el uso de programas especiales que permiten a los iraníes saltarse los bloqueos a Facebook, Twitter y YouTube, con el objetivo de fomentar la participación, clave para ratificar la legitimidad del candidato finalmente vencedor.

"Van a ser comicios muy difíciles. Una prueba importantísima para todos", ha reconocido el ayatolá Mohamadali Movahedi Kermani, director de las oraciones del viernes en Teherán, donde ha destacado la necesidad de que la gente acuda a las urnas porque "una alta participación demostrará al mundo que el 'establishment' -- esto es, el cadre conservador -- disfruta del respaldo de su gente.

Las autoridades clericales esperan que Rohani resulte afectado por las críticas a su labor. A pesar de su contribución imprescindible para la firma del acuerdo nuclear, los opositores conservadores le acusan de haber desaprovechado el ímpetu económico generado por el levantamiento de las sanciones sobre la república islámica.

Sin embargo, Rohani no es una figura aislada, dado que cuenta con el respaldo de prominentes reaccionarios como el presidente del Parlamento y en su día negociador iraní Ali Lariyani, un factor que no solo podría hacer valer frente a Raisi, sino también frente a los otros cuatro candidatos: el vicepresidente primero Eshaq Jahangiri, el conservador ex ministro de Cultura, Mostafa Mirsalim, el antiguo vicepresidente Mostafa Hashemitaba, de caracter reformista, y el alcalde de Teherán, Bagher Qalibaf.

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