Consternación en Austria tras victoria de la ultraderecha en primera vuelta de presidencial

Los partidos en el poder en Austria estaban consternados el lunes tras haber sido eliminados la víspera en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en las que el candidato de la ultraderecha Norbert Hofer quedó en primer puesto con el 36% de los votos.

Con la crisis de los refugiados como telón de fondo y el auge de los populismos en Europa y Estados Unidos, Hofer, cercano al líder del partido de extrema derecha FPÖ, Heinz-Christian Strache, dejó atrás a los candidatos del partido socialdemócrata y conservador, unidos en una gran coalición desde 2008.

Con el 36,4% de los votos, según los primeros resultados oficiales, este discreto vicepresidente del parlamento, de 45 años, logró el mejor recuento obtenido por su partido desde la Segunda Guerra Mundial en una elección nacional en Austria.

El segundo más votado, aunque a gran distancia, fue el ecologista Alexander Van der Bellen, con el 20,4% de los votos, al que Hofer se enfrentará en segunda vuelta el 22 de mayo.

Por su lado, el socialdemócrata Rudolf Hundstorfer (SPÖ) y el conservador Andreas Khol (ÖVP) quedaron eliminados, al obtener un 11,2% de los votos cada uno.

"El paisaje político heredado de la guerra ha quedado por los suelos", aseguraba el diario Salzburger Nachrichten, mientras otros periódicos lo comparaban con un "tsunami" o un "terremoto" político.

En portada, el diario Die Presse titulaba "El día en que Austria se volvió azul", el color del FPÖ. En efecto, Hofer llegó en cabeza en el 90% de las comunas, con la excepción notable de Viena.

Visiblemente aturdidos, el canciller austriaco Werner Faymann (SPÖ) y el vicecanciller Reinhold Mitterlehner (ÖVP), cuyos mandatos no expiran hasta 2018, excluyeron cualquier tipo de reestructuración, al menos en caliente.

Faymann, que dijo estar "entristecido" por el resultado, aseguró que el gobierno trabajaría "más duramente" de ahora en adelante.

Varios líderes populistas europeos celebraron el éxito del FPÖ, como la presidenta del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, el holandés Gert Wilders, o el alemán Frauke Petry.

En el poder en Viena desde hace ocho años, la "gran coalición" derecha-izquierda sufre un innegable desgaste y vive una desafección por parte las élites que también afecta a otros países europeos, según los analistas.

En Austria, esta situación se ha visto acentuada por un aumento del paro y por la crisis migratoria, que ha hecho que 90.000 personas pidieran asilo en el país a lo largo del año pasado, más del 1% de la población.

Van der Bellen, de 72 años, un antiguo profesor de universidad de sensibilidad centrista, sostiene las esperanzas de la izquierda y la derecha moderada, pero su distancia de Hofen hace "muy difícil" su victoria, según el politólogo Anton Pelinka.

Y más, cuando ningún partido - a excepción de Los Verdes, que dirigió durante muchos años- ha llamado a votar por él.

A largo plazo, considera Pelinka, "el FPÖ es claramente favorito para la próximas legislativas. Y no podemos excluir que forme coalición con el SPÖ o con el ÖVP".

El presidente austriaco, elegido para un mandato de seis años renovable una vez, no participa en la gestión diaria del país, pero dispone de amplios poderes formales: es jefe del ejército, nombra al canciller y, en ciertas circunstancias, puede disolver el parlamento.

Durante su campaña, de hecho, Hofer amenazó abiertamente con recurrir a esa posibilidad si la mayoría gubernamental no seguía sus recomendaciones, especialmente las referidas a la política migratoria.

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