Davao se convierte en corazón político de Filipinas tras el triunfo de Duterte

Antaño olvidada o ignorada, Davao, localidad del sur de Filipinas, se ha convertido en el corazón político del archipiélago y congrega ahora a magnates, políticos y famosos que acuden a cortejar al hombre fuerte de la ciudad: el futuro presidente Rodrigo Duterte.

Este abogado de 71 años, que logró una aplastante victoria en la elección presidencial del 9 de mayo, sigue siendo alcalde de esta polvorienta ciudad sureña, cargo que ocupó en los últimos 20 años.

Duterte, que sucederá el 30 de junio al presidente Benigno Aquino, rehusó viajar a la capital Manila --situada 1.000 kilómetros al norte--, obligando así a las personalidades que desean verlo a hacer el viaje hasta Davao la Mal Amada.

Entre los cortesanos figura el actor y político conocido como ER Ejército, también exgobernador de la provincia de Laguna.

En el lobby de un gran hotel de Davao, lleno desde hace una semana, ER Ejército dice que espera obtener un cargo como director de una agencia gubernamental de turismo.

Tras haber esperado nueve horas ante la puerta de una sala de reunión convertida en lugar de recepción por el presidente electo, ER Ejército consigue al fin una audiencia de 40 minutos, en la noche del lunes. Pero desgraciadamente para él, sale de la reunión con las manos vacías.

Otros, en cambio, tienen más suerte.

"No me lo puedo creer", dice entusiasmado a la AFP Manny Pinol, veterano de la política filipina, al que el próximo presidente ha prometido el ministerio de Agricultura.

Manny Pinol es un viejo amigo de Rodrigo Duterte. Ambos son originarios del sur de Filipinas.

Según su entorno, Duterte quiere rodearse de gente que siempre le fue leal, y en la que puede confiar.

Antes de encaramarse progresivamente a lo alto de los sondeos durante la campaña electoral, Rodrigo Duterte era considerado como un 'outsider' que no tenía contactos a nivel nacional suficientes para ganar la presidencial.

El saliente jefe de Estado Benigno Aquino lo llamó dictador en potencia y sus críticos fustigaron su campaña populista y su programa sobre seguridad.

Hasta ahora, Rodrigo Duterte solamente era conocido por su balance en Davao, ciudad de menos de dos millones de habitantes donde es acusado de haber implantado escuadrones de la muerte para luchar contra la criminalidad. Estos escuadrones están acusados de haber causado más de un millar de muertos, lo que Rodrigo Duterte a veces ha reconocido, a veces negado.

El partido del presidente electo, el PDP-Laban, sólo tiene un senador y ningún miembro en la Cámara de Representantes en el seno del actual Congreso. Pero su triunfo le ha valido numerosos apoyos.

Entre las personalidades vistas en Davao figura sorprendentemente el multimillonario Lucio Tan, cuarta fortuna del país y antiguo sostén del exdictador Ferdinand Marcos.

Ghadzali Jaafar, uno de los líderes del Frente Moro Islámico de Liberación (MILF), el mayor grupo armado del país, también esperaba el lunes su turno en Davao.

Pese a haber apoyado a otro candidato presidencial, la gloria nacional Manny Pacquiao, óctuple campeón del mundo de boxeo, y que acaba de ser elegido al Senado, también espera ver al nuevo presidente, según un consejero.

Cambiar de chaqueta es un comportamiento típico en la política filipina, donde los intereses personales priman sobre la ideología, según observa el politólogo Richard Javad Heydarian.

"A cada elección presidencial le sigue una ola de oportunismo" describe.

Entretanto, Duterte y los suyos disfrutan del hecho de que todos los proyectores estén fijados sobre Davao, una ciudad acostumbrada a primeras planas por las rebeliones islamistas o por los secuestros.

Mostrar comentarios