Feijóo, el 'delfín' de las quinielas madrileñas que busca la gesta de una tercera mayoría absoluta en Galicia

Feijóo, el 'delfín' de las quinielas madrileñas que busca la gesta de una tercera mayoría absoluta en Galicia
Feijóo, el 'delfín' de las quinielas madrileñas que busca la gesta de una tercera mayoría absoluta en Galicia
EUROPA PRESS
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Volverá a presentarse en Galicia. Atrás queda la vocación inicial de dos mandatos y Alberto Núñez Feijóo (Os Peares --Ourense--, 1961), el 'delfín' de todas las quinielas madrileñas, el hipotético sucesor de Mariano Rajoy que coqueteó con hacer carrera en la privada, peleará por lograr la gesta de una tercera mayoría absoluta que le situaría en un puesto único entre todos los barones del Partido Popular.

No sería la primera vez. Con fama de buen gestor, esquivó la crisis y retuvo el poder en 2012. Tenía el reto de dar buenas noticias a un Rajoy ya señalado por los recortes, como había hecho en 2009, cuando inició la 'reconquista' popular en España. Y lo hizo con nota: revalidó la mayoría absoluta con tres diputados más, hasta 41.

Con dos mayorías absolutas bajo el brazo, sin miedo a los periodistas frente al 'plasma' de Rajoy, y una imagen mejorada --aunque su principal cambio de look se produjo en 2009 cuando abandonó la gomina--, el 'rapaz de Os Peares', a quien gusta rememorar su infancia en este pueblo ourensano, se consolidó entonces como barón emergente en su partido.

Cuatro años después, con la puerta de la crisis entreabierta y la corrupción, que no ha esquivado el PPdeG con casos como la Pokémon o la Zeta, entre las principales preocupaciones de los ciudadanos, Feijóo se enfrenta a una reelección quizás tan difícil como el reto que asumió en 2009, cuando logró arrebatar el Gobierno autonómico a PSOE y BNG.

Ahora la oposición le afea las fotografías de los 90 que publicó 'El País' y en las que se le ve con el narcotraficante Marcial Dorado, y su relación con el supuesto conseguidor de la 'Zeta', Pachi Lucas, pero los suyos restan importancia a ambas cuestiones, reivindican su trayectoria como "intachable" y se aferran al demérito de la oposición. Él se ha declarado "militante" de Galicia y está dispuesto a asumir el desafío.

De hecho, uno de los puntos fuertes para Feijóo es la incierta situación política de sus rivales. Y es que el PSdeG no tiene aún candidato claro --José Ramón Gómez Besteiro dimitió tras acumular una decena de imputaciones--. También está el proceso interno indefinido de las mareas y el candidato del BNG en el aire (aunque todo apunta a que será Ana Pontón, tras eliminar la imposibilidad de compaginar el cargo de portavoz nacional con el de candidato).

El resultado de Ciudadanos es una incógnita, así que los sondeos internos favorecen a Feijóo y algunos de los suyos querrían adelantar las gallegas, que tocan en otoño. El propio Feijóo ha dicho que ve al PPdeG "en mejores condiciones" que en 2009. Lo hizo ante Mariano Rajoy, en Pontevedra, a quien volvió a respaldar y a quien trasladó que "ser presidente de la Xunta merece la pena". Pero en público sólo apela reiteradamente a agotar la legislatura con la bandera de la estabilidad.

CAPACIDAD DE TRABAJO

Ahora, quienes le conocen no dudan de que dará la batalla porque es "un trabajador incansable". Inciden también en que lo que hizo con la última remodelación de su gabinete es construir un Ejecutivo "para una legislatura más". El giro social de sus políticas, con la creación de una Consellería específica del ramo, tampoco pasa desapercibido.

Además, dan por hecho que bajo la manga esconde algún as que le permitirá poner el viento a su favor en la travesía preelectoral. Mientras, su entorno quiere trasladar que su "ambición" es afrontar "por fin" un mandato "de bonanza" en el que dar "buenas noticias" y con retos como el Xacobeo de 2021 o el problema demográfico.

Su discreción, para algunos hermetismo, no es su única cualidad. Los suyos ven a Feijóo, con mismo número de teléfono desde hace años, como "un trabajador incansable", que "encaja bien las críticas y siempre las pide"; flexible, pero también exigente. A la hora de tomar decisiones, "escucha a todo el mundo", pero suya es la última palabra.

DE FUNCIONARIO A SUCESOR DE FRAGA

Pese a las dificultades de la crisis, este licenciado en Derecho intentó conservar la imagen de buen gestor, de político de centro que huye de radicalismos, de hombre de Estado en Galicia que previene contra la ruptura de España. Y al mismo tiempo, definirse como un político moderno. Feijóo no faltó a la primera boda gay que se hizo pública en el PP: la de un concejal de Ourense amigo suyo, en 2006.

La capacidad de gestión se avecina como caballo de batalla frente a las mareas. Reivindicará su experiencia frente al "populismo" que atribuirá a los recién llegados. Y no solo la de gobierno, porque su biografía revela una carrera profesional que arrancó con 23 años en la Xunta y el paso por el Insalud y Correos.

Luego regresó a Galicia de la mano del fallecido Manuel Fraga, al que sucedió y demostró su capacidad política para hacerse con el partido pese a estar en la oposición y con el 'baltarismo' como contrapunto en Ourense. De algún modo, para el 'pijo madrileño' reconvertido en "niño de aldea", esta provincia, en la que Manuel Baltar sucedió a su padre y se mantiene con el poder, sigue siendo el contrapunto.

Y es que Feijóo, quien en 2010 apoyó implícitamente --nunca de forma pública-- a Juan Manuel Jiménez Morán, el rival de Manuel Baltar, se ha acostumbrado a convivir con el 'baltarismo'. Quizás por ello, aceptó que el vástago heredase también la Diputación y ahora le respalda, aunque está siendo investigado por cohecho tras ser acusado por una mujer de ofrecerle un empleo a cambio de sexo. Ella, a quien el juez reconoce como perjudicada por supuesto acoso sexual, también es investigada.

SIETE AÑOS DE LUCES Y SOMBRAS

Al recuperar la Xunta para el PPdeG a la primera superó su primera prueba de fuego en 2009. Inició un mandato con "austeridad" y "racionalización" como palabras fetiche. También lo fue el control del déficit y, en su afán de mantener su imagen de buen gestor, Galicia se convirtió en la primera comunidad en fijar por ley un techo de gasto presupuestario.

Feijóo también cumplió con su palabra 'electoral' y anuló el concurso eólico del bipartito, activando un nuevo reparto cuestionado por los tribunales y que la oposición señala como uno de sus principales "fracasos". Pero el gran fiasco para sus rivales es la fusión de las cajas gallegas y su transformación "en un banco venezolano (Abanca) vendido a precio de saldo".

De este proceso financiero sale una de las fotos más duras para el mandatario autonómico: su imagen en Monte Pío celebrando la fusión con los entonces directivos de Caixa Galicia y Caixanova, después polémicos por su dudosa gestión y sus indemnizaciones millonarias.

Con los floteles de Pemex por bandera, Feijóo revalidó su mandato en 2012, entrando en una legislatura aún marcada por la crisis. Será ahora, dicen los suyos, cuando podrá disfrutar de una gestión en época de mayor bonanza. Pero lo será, si se lo permite el inevitable desgaste de un PP salpicado por la corrupción y de cuya marca, previsiblemente, intentará desmarcarse con una campaña personalista, como las dos anteriores.

El 'buen gestor' conoce a su enemigo --ha puesto en el punto de mira a las mareas-- y no desaprovecha oportunidad para reivindicar que él gobierna mejor "por tierra, mar y aire". Ejemplifica con lo que sitúa como sus principales logros: la apuesta por PSA Citroën, la dotación de los astilleros con pedidos que ascienden "a 1.800 millones" y un centro de aviones no tripulados de Rozas.

A Feijóo le ha costado decidirse, pero tiene la oportunidad de convertirse en el primer líder del PP capaz de revertir la tendencia y poner coto a las mareas de izquierdas. Aunque la incertidumbre es grande, muchos en el PPdeG apuntan a la renovación pendiente en el PP y avanzan que el de 'Os Peares' escribirá aún páginas en la política nacional. Cada paso, a su tiempo.

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