Obama y Bill en campaña a favor de una Hillary Clinton con problemas de salud

Mientras continúa el alboroto en torno a la neumonía de Hillary Clinton, obligada a descansar por prescripción médica, el presidente Barack Obama hará campaña por ella el martes en Pensilvania y su marido, Bill Clinton, la reemplazará inmediatamente después en California.

El equipo de la candidata demócrata precisó este martes que Clinton "se sentía mejor" y anunció que era esperada en Washington para una reunión con mujeres negras.

Hacía siete semanas que el presidente Obama, en el nivel más alto de popularidad según los sondeos, no hacía campaña por su exsecretaria de Estado.

El mandatario se desplazará a Filadelfia en un momento en el que Hillary Clinton tiene más necesidad de apoyo que nunca, muy criticada por su falta de transparencia inicial sobre su neumonía, y machacada por sus rivales republicanos por haber afirmado que la mitad de los votantes del multimillonario empresario Donald Trump eran personas "lamentables".

Cuando faltan 13 días para el primer debate con Donald Trump y menos de dos meses para la elección presidencial, Clinton, de 68 años, guardaba reposo en su casa de Chappaqua, al norte de la ciudad de Nueva York, tras el malestar que sufrió el domingo durante la conmemoración de los atentados del 11 de Septiembre.

"Se siente mejor y hoy piensa quedarse en su casa", precisó uno de sus portavoces, Nick Merrill.

Clinton afirmó el lunes de noche durante una conversación telefónica con la cadena CNN que se sentía "mucho mejor". También explicó que el viernes había ignorado el "muy sabio consejo" de su médico de tomarse cinco días de descanso, pensando que podía continuar su campaña. "Evidentemente, aquéllo no marchó bien". Y para explicar por qué no había comunicado el viernes su neumonía cuando fue detectada, agregó: "no creí que fuera tan importante".

El presidente Obama, con 58% de opiniones favorables según un nuevo sondeo de The Washington Post/ABC, participará en dos actos de campaña en su lugar: en Filadelfia, a primera hora de la tarde y luego en Nueva York.

Según su portavoz, Josh Earnest, se dedicará a convencer a los jóvenes, poco entusiasmados, de que vayan a votar por Hillary Clinton.

En el otro extremo del país, Bill Clinton tiene la responsabilidad de reemplazar a su esposa en actos de recaudación de fondos en los que el martes debía participar la candidata en Los Angeles. También la reemplazará el miércoles en Las Vegas (Nevada, oeste).

El expresidente salió a la palestra para intentar limitar --torpemente-- el alboroto provocado por la salud de su esposa, cuyo malestar atribuyó a una deshidratación.

"Frecuentemente; no, no frecuentemente, raramente, en más de una ocasión desde los últimos, numerosos, numerosos años, le ocurrió lo mismo, se deshidrató seriamente. Era un burro de carga en el departamento de Estado, y como senadora y desde entonces", declaró el lunes a la cadena CBS.

Tras la vacilación del fin de semana, Hillary Clinton --siempre a la cabeza de los sondeos de intención de voto a pesar de que la diferencia con Donald Trump se redujo (45,8% contra 43,4% según la mediana de las encuestas de Real Clear politics)--, intenta retomar la iniciativa atacando la falta de transparencia del candidato republicano.

"La gente sabe más de mí que sobre casi cualquier otra personalidad pública", declaró Clinton en CNN. "Tienen 40 años de declaraciones fiscales, decenas de miles de correos electrónicos, una carta detallada sobre mi estado de salud, todo tipo de detalles personales", agregó.

"Compárenlo con lo que saben sobre mi oponente. Es hora de que suministre la misma información que yo", señaló, y recordó que Donald Trump, de 70 años, no había divulgado la menor declaración de impuestos y que los datos sobre su salud se limitaban a algunas frases de su médico, y la promesa de que sería el presidente más sano de la historia.

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