El partido de Putin va camino de obtener aplastante mayoría en legislativas en Rusia

El partido oficialista Rusia Unida va camino de obtener una mayoría aplastante en la Duma tras las elecciones legislativas del domingo, resultado saludado por el presidente Vladimir Putin, que puede plantearse con toda tranquilidad la candidatura a un cuarto mandato en 2018.

El partido de Putin conseguía la mayoría absoluta, un 53% de votos, con el 40% de los votos escrutados.

Pero la modalidad del escrutinio -mitad proporcional y mitad mayoritario- acentuó el dominio de los candidatos de la formación oficialista. De modo que según las proyecciones realizados con un 40% de votos escrutados, Rusia Unida podría obtener más de 300 de los 450 escaños en la Duma, cámara baja del Parlamento.

Con más de dos tercios de diputados, el Kremlin ejercería un control sin precedentes en la Duma y podría imponer revisiones constitucionales con mayor facilidad.

En segundo lugar, empataban el Partido Liberal Demócrata (LDPR, ultraderecha) y el Partido Comunista con 14,2%. El partido nacionalista del popular Vladimir Jirinovski gana tres puntos respecto a 2011 y los comunistas pierden cinco. Ambos partidos suelen votar como Rusia Unida.

Los opositores liberales de Parnas no pasaban de un más que simbólico 0,64% tras una campaña en la que fueron ignorados por las televisiones estatales. Sólo el partido opositor socialdemócrata Iabloko puede esperar regresar a la Duma con un único escaño.

"Podemos decir claramente que nuestro partido ganó", declaró a la televisión el primer ministro Dmitri Medvedev, cabeza de lista de Rusia Unida, que en 2011 sumó un 49%.

A su lado, Putin celebró el "buen resultado", pese a que señaló que la participación "no fue la más elevada, pero sí fue importante".

Para el jefe del Estado, estos comicios revestían cierta importancia al ser la última consulta nacional antes de las presidenciales de 2018, en las que se da por descontado que se postulará para un cuarto mandato

A las 18H00 (15H00 GMT) la participación era inferior al 40% según la Comisión Electoral Central, frente a un nivel superior al 51% hace cinco años.

En las dos principales ciudades del país, Moscú y San Petersburgo, la participación fue aún más baja.

El porcentaje definitivo será anunciado a las 07H00 GMT del lunes.

"En varias regiones, la participación no fue muy elevada ya que los ciudadanos no fueron informados sobre dónde estaba su centro de votación", explicó la delegada del Kremlin para los temas de Derechos Humanos, Tatiana Moskalkova.

Pero contrariamente a las legislativas de septiembre de 2011, denunciadas como fraudulentas por los cientos de miles de manifestantes que salieron a las calles a protestar, en esta ocasión el Kremlin parece querer dar al proceso electoral más transparencia.

Una victoria en las legislativas sería el paso previo a un posible cuarto mandato de Putin en las presidenciales de 2018, si finalmente se presenta, algo que casi se da por sentado.

De todas formas Putin, con una popularidad cercana al 80% tras la anexión de Crimea, y su partido hicieron campaña como favoritos.

"Ya sabía a quién iba a votar. Seguramente, ustedes estaban al corriente", bromeaba Putin tras depositar su voto en un colegio electoral de Moscú.

Estos comicios llegan en un momento de profunda crisis económica en Rusia, provocada por la caída de los precios del petróleo y por las sanciones occidentales consecutivas al conflicto en Ucrania. Se trata del periodo de recesión más largo desde la llegada de Putin al poder en 1999.

El contexto político también es excepcional, ya que son las primeras elecciones a escala nacional desde la anexión de la península de Crimea, en 2014, y del inicio del conflicto en el este separatista de Ucrania.

En esa región, los habitantes participan por primera vez en unas elecciones rusas.

"Yo he ido a votar y todos mis familiares y vecinos también. Estamos con Rusia", declaró Valentina, una jubilada de la península, mientras que los representantes de la comunidad tártara de Crimea, minoría musulmana opuesta a la anexión, llamaron al boicot de los comicios.

Además de las legislativas (con más de 6.500 candidatos de 14 partidos que luchan por 450 escaños de la Duma Estatal), los electores también estaban llamados a votar algunos parlamentos y gobernadores regionales, como en el caso del presidente de Chechenia, Ramzan Kadyrov, que por primera vez se enfrenta a las urnas desde que el Kremlin lo nombró en 2007.

La oposición liberal, que en esta ocasión ha podido presentar a muchos más candidatos que en las elecciones precedentes, ha fracasado a la hora de superar querellas internas y no ha podido presentar una lista común.

Frente a la potente maquinaria del poder, los opositores que avanzan de forma dispersa no han podido suscitar el entusiasmo de los electores, que han preferido votar al partido del gobierno o la abstención.

"La campaña electoral no ha tenido ningún interés. Prometen mucho, pero nada cambia", lamentaba Alexander, en Moscú. Este jubilado aseguraba haber votado pese a todo "para que otros no elijan" por él.

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