Sombra de piratas informáticos planea sobre las elecciones en Estados Unidos

¿Pueden los piratas informáticos alterar las elecciones estadounidenses? Tras la masiva filtración de comprometedores mensajes de correo electrónico robados al Partido Demócrata, los expertos en seguridad temen que los ciberataques dirigidos desde el exterior estén tratando de alterar la carrera hacia la Casa Blanca.

"Las motivaciones pueden ser muy diversas", opina Bob Hansmann, de la firma especializada en seguridad informática Forcepoint. "Podría tratarse de perturbar, desacreditar o comprometer a un candidato. O de trastornar todo el sistema político".

WikiLeaks publicó el 22 de julio, tres días antes de la inauguración de la convención de investidura de la candidata demócrata, Hillary Clinton, cerca de 20.000 mensajes electrónicos pirateados de las cuentas de siete dirigentes del partido.

Esos correos, que ponían en evidencia el desprecio de estas personas por Bernie Sanders, el rival de Clinton en las primarias, ensombreció el inicio de la gran fiesta demócrata, y puso en una situación embarazosa a esos responsables.

Ese pirateo "fue el último aviso de que informaciones que tienen un gran valor interno pueden ser utilizadas como armas si son publicadas", afirma Steve Grobman, responsable de la jefatura técnica de IntelSecurity. Según él, ese ataque es "un ejemplo de una iniciativa de ciberactivistas ("hacktivist") cuyo objetivo es robar informaciones sensibles a una organización y publicarlas de modo de maximizar el daño a su reputación, a sus operaciones o a su funcionamiento".

Los equipos de campaña son objetivos fáciles, según Bob Hansmann, ya que tienen un gran número de empleados y voluntarios que se desplazan constantemente, equipados a menudo con sus ordenadores y teléfonos inteligentes personales y no necesariamente dotados de los mejores sistemas de seguridad.

La hipótesis de que piratas informáticos rusos estén detrás del ataque, como sostienen numerosos funcionarios y expertos, acentuó los temores a una intervención extranjera en la campaña electoral estadounidense para las presidenciales del 8 de noviembre.

A pesar de que Rusia desmiente cualquier acto de su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dio a entender la semana pasada que esas acusaciones contra Moscú estaban en el ámbito de lo posible.

Estados Unidos "dispone de medidas que permiten imponer sanciones si obtenemos las pruebas de un ataque malintencionado proveniente de un actor vinculado a un Estado", afirmó. La Policía Federal (FBI) investiga pero aún no ha llegado a ninguna conclusión.

"Este tipo de ciberataques tiene por objetivo nuestro propio proceso democrático, según Bruce Schneier, del grupo especializado en seguridad Resilient, que depende del gigante IBM.

"Y esto plantea la hipótesis de un problema aun más grave de cara a noviembre, por el hecho de que nuestro sistema electoral y nuestras máquinas de votación puedan ser vulnerables a un ataque parecido", estima Schneier en una entrada de blog. El voto electrónico está propuesto en varios centros de votación de Estados Unidos.

Si el robo de mensajes electrónicos a los demócratas fue realizado por piratas rusos, "habría sido una acción temeraria", estima James Lewis, especialista en tecnologías estratégicas en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington. La sustracción de esos mensajes al partido de Hillary Clinton tiene, según él, todas las características de un pirateo ruso, aunque ellos "habitualmente logran disimular mejor sus huellas".

Los rusos "se sienten involucrados en un nuevo conflicto, en el que el control de la información es una herramienta e incluso un arma", asegura. "Estiman que las instituciones occidentales controlan la forma en que el mundo percibe las cosas y sienten la necesidad de enfrentarlas".

"Hay indicios tangibles que indican que individuos que actúan bajo la dirección o en nombre de Rusia -el grado de coordinación no está claro- están tratando de utilizar" los datos confidenciales robados a grandes organizaciones "para influir en la elección presidencial estadounidense", asegura Susan Kennessey, especialista en seguridad nacional en el centro de reflexión Brookings Institution en Washington, en el blog especializado Lawfare.

"Estamos frente a la cuestión de cómo elaborar una respuesta que nos permita proteger nuestras instituciones democráticas".

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