El campamento de migrantes de Calais vive sus últimas horas

La "Jungla" de Calais, el inmenso campamento en el norte de Francia donde se hacinan en condiciones infrahumanas miles de migrantes que esperan cruzar al Reino Unido, vive sus últimas horas con la aceleración de los preparativos de su desmantelamiento.

Unos pocos migrantes partieron ya de este asentamiento y fueron dirigidos a centros de acogida que han abierto sus puertas en toda Francia. Los 6.500 que aún quedan en la "Jungla", según las últimas estimaciones oficiales, aguardan resignados la llegada de las excavadoras.

El desmantelamiento del campamento comenzará "en los próximos días", advirtieron el pasado jueves el ministro del Interior Bernard Cazeneuve y de Vivienda Emmanuelle Cosse.

Ambos funcionarios aseguraron en una tribuna en el diario Le Monde que Francia realizará con éxito este "desafío humanitario", aunque las oenegés presentes en el terreno advierten contra los riesgos de llevar a cabo un operativo de forma precipitada.

Otras oenegés estiman en cambio que es urgente evacuar este campamento antes del invierno, "teniendo en cuenta las condiciones de vida indignas" en las que viven miles de personas.

Mewagul Daulatzai, un afgano de 22 años, cuenta a la AFP que espera con ansias partir del campamento en donde vive de forma intermitente desde 2013. "Antes me gustaba la 'Jungla'. Tenía amigos y trabajábamos" en los pequeños comercios informales que abrieron. "Pero ahora se ha vuelto demasiado peligroso. Todas las noches hay intentos de robo".

Unos cuarenta migrantes llegaron ya al departamento francés de la Meuze (noreste). Otros catorce, principalmente afganos, arribaron el jueves a Pierrefeu-du-Var, un pueblo del sur de Francia cuyos habitantes se manifestaron contra la apertura del centro previsto para acoger a unas 30 personas.

Este tipo de manifestaciones hostiles se han producido en varias localidades, incluso antes de la llegada de los primeros ocupantes.

Uno de los temas más delicados sobre este desmantelamiento concierne la gestión de unos 1.290 menores no acompañados, de los cuales muchos quieren llegar a Reino Unido donde dicen tener familiares.

Desde hace unos días varios menores han podido entrar al Reino Unido (52 en cuatro días frente a 83 entre marzo y septiembre) gracias a la presencia de funcionarios británicos para gestionar los pedidos.

Reino Unido "ha comenzado" a "asumir todas sus responsabilidades", señalaron satisfechos los dos ministros franceses, y anticiparon que este movimiento se "acelerará".

No obstante, la llegada de estos jóvenes migrantes divide a la opinión pública británica, entre la cual ha surgido una polémica sobre la verdadera edad de los migrantes.

El diputado conservador David Davies, quien estimó que los chicos en cuestión "no parecen menores", pidió que se realicen verificaciones con exámenes dentales.

Pero otras localidades han acogido a estos jóvenes con los brazos abiertos. Es el caso de Croydon, al sur de Londres, donde un grupo de personas recibió el miércoles calurosamente a jóvenes provenientes de Calais, según medios de comunicación.

Alain Juppé, el candidato favorito de las primarias de la derecha para las elecciones presidenciales francesas, estimó que Francia "no puede seguir tolerando lo que está sucediendo en Calais", en una entrevista con seis diarios europeos.

"No podemos aceptar que se haga sobre suelo francés la selección de personas que Reino Unido quiere aceptar o no. Es Reino Unido el que debe hacer su trabajo", señaló.

La renegociación de los acuerdos de Touquet firmados en 2003 entre París y Londres, y que sitúan a la frontera entre los dos países en Calais, es un pedido recurrente de los políticos franceses, aún más desde el Brexit.

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