Harto de aventuras, Frederick Forsyth renuncia a la ficción

Después de una docena de novelas, y 70 millones de ejemplares vendidos, el escritor británico de espionaje Frederick Forsyth dijo a la AFP que dejará de escribir ficción porque su mujer lo encuentra demasiado viejo para ir por el mundo documentándose.

"Estoy cansado y no puedo quedarme en mi estudio a escribir novelas románticas", dijo el autor de 78 años, que el año pasado reveló en sus memorias que había trabajado para el MI6, la agencia de espionaje británica.

"Me he quedado sin nada que decir", añadió el escritor, que entrenó como piloto para la Royal Air Force antes de ingresar en la agencia de prensa Reuters en 1961 y dedicarse a la novela en los años 1970.

Tras su último viaje a Somalia para documentarse para la novela "The Kill List" ("La lista"), Forsyth explicó que su esposa le dijo: "eres demasiado viejo, esos sitios son rematadamente peligrosos y ya no corres tan rápido y ágil como antes".

Forsyth, que siempre ha escrito a máquina, dijo que intentó buscar información sobre Somalia en internet, pero que quedó "muy insatisfecho" con los resultados.

"Había información estadística sobre Somalia, pero no lo que yo quería, que era ambiente", afirmó.

Forsyth dijo que sus memorias, "The Outsider", eran "su canto del cisne".

"¿Cuántos panaderos hacen pan después de los 78 años?", se justificó.

En una entrevista coincidiendo con una charla en el London Grill Club, un club de prensa londinense, el autor de "El día del Chacal", "El expediente Odessa" o "El cuarto protocolo" habló de su trabajo para el MI6 en África y en el bloque soviético durante la Guerra Fría.

El escritor reveló que presentaba borradores de sus novelas a la agencia de espionaje para asegurarse de que no revelaba detalles delicados o secretos, y que se los devolvían con anotaciones y párrafos subrayados.

Así, en "El cuarto protocolo" ("The Fourth Protocol"), omitió cómo hacer detonar un arma nuclear, tras la revisión que el MI6 hizo de su borrador.

"¡No quería que nadie lo hiciera!", dijo Forsyth, vestido en un traje claro en un setiembre inusualmente caluroso en Londres.

Forsyth trabajó para Reuters y la BBC en los años 1960 en Francia, Nigeria y Alemania del Este.

Mientras trabajaba como periodista en 1968 en Nigeria, se le acercó un espía del MI6 llamado "Ronnie" que quería "un activo" (ndlr: un agente o informante) en el enclave de Biafra", donde hubo una cruenta guerra civil entre 1967 y 1970.

Más tarde, en 1973, Forsyth explicó que le pidieron que realizara una misión para el MI6 en la Alemania comunista.

"Había un activo, un coronel ruso, trabajando para nosotros en Alemania Oriental, y tenía un paquete que debíamos sacar", escribió en sus memorias.

Forsyth narró que condujo su auto Triumph hasta Dresde y recibió el paquete en los baños del museo Albertinum.

Habla de los servicios secretos como "nuestros protectores", y asegura que nunca cobró por su trabajo: "simplemente, traté de ayudar al viejo país".

Comentar su labor de espionaje podría vulnerar el compromiso de confidencialidad, pero Forsyth cree que han pasado ya muchos años y que muchos secretos de aquella época ya salieron a la luz.

Su primera novela, en 1971, "El día del Chacal" ("The Day of the Jackal"), narraba una tentativa de asesinato del presidente Charles de Gaulle por ultraderechistas que le reprochaban haber concedido la independencia a Argelia.

El libro fue llevado al cine con gran éxito en una película interpretada por Edward Fox.

A ese le siguieron otros "bestsellers" llevados al cine, como "El expediente Odessa" ("The Odessa File", 1972), sobre la caza de un nazi tras la Segunda Guerra Mundial, y "Los perros de la guerra" ("The Dogs of War", 1974), sobre unos mercenarios en África.

Tras el fin de la Guerra Fría, escribió sobre Al Qaida o los drones militares.

Forsyth tiene una columna semanal en el diario Daily Express en la que aborda temas de contraterrorismo, militares y de política internacional.

Defensor desde hace años de la salida de la Unión Europea, dijo que le alegró el resultado del referéndum de junio pero que la campaña fue "injuriosa" e "innecesariamente insultante".

Forsyth cree que la corrección política se ha convertido en "una nueva religión" nacional y se muestra muy crítico con un sistema judicial que estima que favorece a los ricos.

Tras retirarse de la escritura, se concentrará en la campaña para defender a Alexander Blackman, un soldado británico condenado a cadena perpetua por disparar y matar a un combatiente afgano que estaba herido en 2011.

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