González Ruano estafó a judíos en el París ocupado, según una investigación

  • Una investigación de tres años y medio de la historiadora Rosa Sala Rose y el periodista Plàcid García-Planas, recogida en el libro "El marqués y la esvástica", ha podido constatar la participación de César González-Ruano en la estafa a judíos, pero no documentar su participación en matanzas.

Barcelona, 19 mar.- Una investigación de tres años y medio de la historiadora Rosa Sala Rose y el periodista Plàcid García-Planas, recogida en el libro "El marqués y la esvástica", ha podido constatar la participación de César González-Ruano en la estafa a judíos, pero no documentar su participación en matanzas.

El 10 de junio de 1942 empezó un enigma que planearía sobre el Madrid literario de la posguerra hasta nuestros días: esa tarde, en el París ocupado, la Gestapo detuvo a César González-Ruano (1903-1965), periodista español y aspirante a marqués.

El hombre que había cantado las excelencias de los nazis y que escribía a sueldo del Ministerio de la Propaganda de Goebbels permaneció 78 días en la cárcel militar de Cherche-Midi.

"No fue por robar relojes, claro está", escribió el propio Ruano en sus memorias, recuerda hoy García-Planas.

"El marqués y la esvástica" (Anagrama), aclaran los autores, "no está escrito después de encontrarnos documentos, sino mientras se buscan esos documentos, es decir, está escrito en tiempo real, y eso refleja nuestros fracasos e impotencias".

El punto de partida del ensayo son las insinuaciones que vierte Eduard Pons Prades en sus memorias, en las que le involucra en la matanza y expolio de judíos que huían por Andorra, algo que no han podido documentar, han señalado.

Según los autores, "Ruano estuvo en el volcán de la peor Europa de toda la Historia y aportamos algunos documentos inéditos, como el juicio que le hizo la Francia libre en 1945, que le condena por delación".

Rosa Sala, autora de varios ensayos sobre el período nazi, ha revelado que en las primeras fases de la investigación escribieron muchas páginas que no les llevaban a ninguna parte, pero el resultado final es "tanto la crónica de una investigación como una exposición de resultados".

Entre las cuestiones que han podido documentar figura que Ruano se habría lucrado engañando y robando a judíos desesperados en París, pero también han descubierto un sexto hijo ilegítimo de Alfonso XIII.

En las páginas del libro aflora, en palabras de Sala, "el estado de gangrena moral que se había instalado en la colonia española del París ocupado, con muchos personajes procedentes de la izquierda que con la victoria de Franco decidieron mostrarse acólitos al nuevo régimen".

Ruano fue encarcelado por la Gestapo, aclara Sala, acusado de ayudar a los judíos, "seguramente víctima de las luchas intestinas que había dentro del propio régimen nazi, siempre alentadas por el propio Hitler, pero los interrogatorios descubrieron que estafaba a los judíos, algo grave, porque los únicos legitimados para hacerlo eran los nazis. El asunto se aclaró y Ruano pasó a ser espía de la Gestapo".

A pesar de las dificultades burocráticas en los archivos franceses, Sala y García-Planas han documentado y dado nombre a un preso judío de Cherche-Midi, que acabó sus días en Auschwitz, al que Ruano engañó, o al propietario judío de un piso de 850 metros cuadrados José Bernheim, también víctima de Ruano".

Era un personaje tan peculiar que ni los suyos se fiaban él, y los servicios secretos alemanes e italianos lo investigaban y, según García-Planas, Ruano "tuvo el mérito de poner de acuerdo en los calificativos a la resistencia francesa, a los nazis y a los fascistas italianos".

La crónica de Sala y García-Planas abunda en las "dos obsesiones" de Ruano: su amor por Mary Navascués, sobrina de la que fue amante de Alfonso XIII, y su obsesión por el marquesado de Cagigal, que ni el rey, ni Franco le concedieron y "sí le reconoció, paradójicamente, la Francia libre y republicana, que en la condena se refiere a Ruano con el título nobiliario".

Piensa Sala que "el antisemitismo de Ruano estaba vinculado a su sensación de hidalguía, a pertenecer a esa clase privilegiada amenazada por una raza, en el contexto del antisemitismo biológico de aquellos años".

Aseguran los autores que una vez concluida la investigación se pusieron en contacto con el hijo de Ruano por si quería aportar alguna documentación adicional.

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