Dos Santos, un "dinosaurio" africano rumbo a los 38 años al frente de Angola

  • El presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, juró hoy su cargo por otros cinco años, con lo que podría sumar 38 en el poder, un récord que sólo podría disputarle ahora en el continente un jefe de Estado: el ecuatoguineano Teodoro Obiang.

Manuel Sebastiao

Luanda, 26 sep.- El presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, juró hoy su cargo por otros cinco años, con lo que podría sumar 38 en el poder, un récord que sólo podría disputarle ahora en el continente un jefe de Estado: el ecuatoguineano Teodoro Obiang.

En un intento por acercarse al pueblo y, quizá, por legitimarse después de tan extenso mandato, las autoridades angoleñas permitieron a los ciudadanos acudir a la ceremonia de investidura del presidente, celebrada en público por primera vez.

"La máxima prioridad del mandato que comienza ahora es mantener la estabilidad política", prometió Dos Santos en el acto, desarrollado en Luanda junto al mausoleo que guarda los restos del primer presidente de Angola, Agostinho Neto, fallecido en 1979.

Según el jefe de Estado angoleño, su victoria en las elecciones del pasado 31 de agosto "fue una decisión democrática del pueblo, que se manifestó a favor de programa electoral del (gubernamental) Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) para el bienestar de todos los ciudadanos".

Dos Santos inicia un nuevo mandato con una promesa electoral clave en un país que, hasta el momento, presenta abismales diferencias sociales y económicas: redistribuir con mayor equidad la riqueza que genera ser la segunda potencia petrolera de África.

De carácter reservado y tranquilo, el gobernante nació el 28 de agosto de 1942 en Luanda y, pese a haber amasado una amplia fortuna personal, es de origen humilde, pues su padre, Eduardo Avelino dos Santos, era albañil, y su madre, Jacinta José Paulina, ama de casa.

Tras cursar el bachillerato en el Liceo Salvador Correia de la capital angoleña y cumplir 18 años, Dos Santos se unió al MPLA, grupo nacionalista y marxista contrario al colonialismo portugués.

Después de alzarse en armas ese movimiento contra la ocupación lusa en 1961, el joven revolucionario, forzado por la represión colonial, huyó del país en una barcaza y se exilió en la República del Congo, donde contribuyó a fundar las Juventudes del MPLA.

En 1963, se benefició de una beca para recibir instrucción superior en la antigua Unión Soviética con un grupo de estudiantes.

Seis años más tarde, Dos Santos se graduó como ingeniero petroquímico en el Instituto de Estudios de Petróleo y Gas de Baku y, en 1970, tras hacer un curso militar de telecomunicaciones, volvió al área de Angola controlada por el MPLA.

El 11 de noviembre de 1975, Angola declaró su independencia y el MPLA accedió al poder, pero enfrentado a la rebelde Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), lo que provocó una larga y sangrienta guerra civil.

En el primer Gobierno angoleño, presidido por Agostinho Neto, Dos Santo fue ministro de Exteriores, cargo con que logró que la ONU y la Organización para la Unidad Africana (OUA) reconocieran al país.

Tras la repentina muerte en 1979 del carismático Neto, Dos Santos asumió la jefatura del MPLA y la Presidencia del Gobierno.

Apodado por un diplomático "el Maquiavelo de África", el nuevo jefe de Estado, visto entonces por muchos como un gris tecnócrata sin poder real, consolidó su liderazgo poco a poco y alejó al MPLA del marxismo.

Las primera elecciones multipartitas llegaron en 1992 y Dos Santos resultó ganador frente al líder de UNITA, Jonas Savimbi, pero sin lograr una mayoría absoluta, lo que obligaba a una segunda vuelta electoral.

Savimbi rechazó los resultados, que tildó de fraudulentos, y retomó la lucha armada contra el Gobierno del MPLA.

En 2001, el mandatario causó una mayúscula sorpresa al anunciar que no se presentaría a las siguientes elecciones presidenciales: "Está claro -aseguró- que el nombre del candidato (del MPLA) no será José Eduardo dos Santos".

Lo que sí quedó claro, sin embargo, es que esas palabras se las llevó el viento sin más, ya que se anunciaron comicios presidenciales para 2006, 2007 y 2009 que no se celebraron nunca.

Sí hubo elecciones legislativas en 2008, que ganó el partido gubernamental con el 80 por ciento de los sufragios, lo que ayudó a a Dos Santos a permanecer el poder.

Una nueva Constitución aprobada en 2010 cambió la elección directa del jefe del Estado por un sistema de voto indirecto, de manera que el presidente sería el líder del partido ganador en unas elecciones generales.

En la práctica, el cambio significó que Dos Santos continuaría en el poder hasta 2012, lo que indignó a la oposición, que acusó el Ejecutivo de "destruir la democracia".

El "eterno" presidente ha desempeñado un papel clave en la paz y la estabilidad del país, así como en el rápido crecimiento económico -con aumentos anuales de más del 20 por ciento- en los últimos años de Angola, segundo productor petrolero de África.

Sin embargo, la mayoría de la población sigue ahogada en la pobreza y los jóvenes han expresado su descontento con protestas en las que han llamado a Dos Santos "monstruo saqueador".

La rampante corrupción y la represión de opositores, denunciada por organizaciones pro derechos humanos como Human Rights Watch (HRW), son también asignaturas pendientes del líder angoleño.

En el plano personal, el gobernante, dado a aparecer en público siempre sonriente e impecablemente trajeado, está casado con Ana Paula Dos Santos, con la que tiene tres hijos.

Queda por ver si, completado el nuevo mandato, sus 38 años en el poder supondrán la extinción de uno de los "dinosaurios" de la política africana.

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