GUERRA NO VE COMPATIBLE SER DIRIGENTE DEL PSOE Y QUERER QUE DECIDAN LOS MILITANTES

El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra considera acerca de la apuesta de ciertos dirigentes del PSOE pòr hacer consultas a la militancia que "no es muy compatible aspirar a dirigir a un colectivo y preferir que las decisiones las tomen otros".
Lo dejó escrito en un artículo en el número de la revista 'Tiempo' que se publica hoy y ha recogido Servimedia. El texto se titula 'Las consecuencias de nuestros actos' y en él Guerra, además de defender la abstención en la investidura de Mariano Rajoy, hace una serie de consideraciones sobre la crisis del PSOE.
El exvicepresidente estima que "lo grave no es lo que sucedió" en el Comité Federal del pasado 1 de octubre, "sino cómo", y culpa indirectamente a los críticos del ex secretario general Pedro Sánchez, puesto que "si se hubiese evitado la dimisión colectiva de miembros de la dirección, habría sido una reunión más" del Comité Federal.
Guerra enjuicia que fue el hecho de que las dimisiones supusieran estatutariamente el cese de Sánchez lo que provocó "una reunión nada racional", alimentada además por los militantes sanchistas en la calle.
"EL DAÑO ESTABA HECHO"
Al margen de esas cosas, el ex vicesecretario general del PSOE constató que "una votación democrática terminó resolviendo el conflicto" al rechazar la propuesta de congreso extraordinario en noviembre que reclamaba Sánchez, "pero el daño estaba hecho".
Para Guerra, lo que se dirimió en realidad fue el debate de "cómo se estructura el poder" en el PSOE del siglo XXI, si desde la democracia representativa que ha presidido la cultura del partido siempre o mediante la democracia directa.
En este sentido, él admitió que esta segunda "es otra fórmula", y se limitó a constatar que "crea una conexión entre el líder y las bases, eliminando de facto la estructura partidaria". Incluso, le parece lógico que los militantes, una vez se instituyeron las primarias para elegir al secretario general, tengan ganas de participar en todas las decisiones por medio de una especie de "consulta permanente".
Para Guerra, "lo que sorprende es que no pocos dirigentes clamen por que las decisiones políticas que les corresponden en una democracia respresentativa se alojen en las bases de la organización", porque "no es muy compatible aspirar a dirigir a un colectivo y preferir que las decisiones las tomen otros".

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