Modi le hace sombra a Indira Gandhi 30 años después

  • En el 30 aniversario de su asesinato, el recuerdo de Indira Gandhi se topa con la figura del primer ministro, Narendra Modi, quien con apenas cinco meses en el poder es ya capaz de algo que ningún político había logrado antes en la India: hacer sombra a la "diosa Durga".

Jaime León

Nueva Delhi, 31 oct.- En el 30 aniversario de su asesinato, el recuerdo de Indira Gandhi se topa con la figura del primer ministro, Narendra Modi, quien con apenas cinco meses en el poder es ya capaz de algo que ningún político había logrado antes en la India: hacer sombra a la "diosa Durga".

La personalidad, el carisma y la fortaleza de la política más admirada y recordada de la India contemporánea son por primera vez desafiadas por el mandatario de 63 años.

"Modi es el primer líder que tiene una personalidad y un carisma que compiten con la fuerza de Indira. Es el primero que se le puede comparar", dice a Efe Rasheed Kidwai, analista político y autor de dos libros sobre la dinastía Nehru-Gandhi y su Partido del Congreso.

Los dos políticos llegaron al poder emergiendo por encima de sus partidos, y superando el propio sistema parlamentario que deja en manos de las agrupaciones políticas el control del poder.

Ambos fueron capaces de convertir las elecciones en plebiscitos sobre su persona: si Indira centró las elecciones de 1971 -las primeras que ganó- en torno a sí misma, Modi ha hecho lo propio en los comicios de este año con una campaña muy personalista centrada en él.

"Ambos han capturado la imaginación de los votantes. Tienen un carácter muy personalista, muy presidencial, poco habitual en la India. Se les vota a ellos, no a su partido", afirmó Kidwai.

Si Indira acuñó el popular eslogan "Acabemos con la pobreza", Modi eligió "Desarrollo para todos", una versión del anterior adaptada a los nuevos tiempos.

Su forma de liderar sus partidos también se asemeja, con un gran control sobre sus formaciones, sus subordinados y la toma de decisiones en sus manos.

"Su partido se conocía como el 'Congreso Indira'. Todo dependía de ella. Tomaba todas las decisiones, no delegaba y confiaba en muy pocas personas", dijo Kidwai.

El escritor cree que Modi está estableciendo un poder parecido en su partido, el nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP), con el nombramiento de hombres de confianza en los puestos clave, la marginación de antiguos pesos pesados y el poder centralizado en él, una actitud que tiene una causa común.

"Indira y Modi comparten una personalidad muy insegura. Por eso ella ejercía y él ejerce ese control absoluto sobre sus partidos. Sospechan de su entorno y confían en pocos", señaló a Efe Nilanjan Mukhopadhyay, autor de la biografía "Narendra Modi: El hombre. Los tiempos".

El escritor afirma que tanto Modi como Indira confían en un pequeño grupo de consejeros y dependen poco de sus propios ministros: ellos toman las decisiones.

Mukhopadhyay también cree que ambos comparten una actitud autoritaria.

Indira protagonizó el episodio más negro desde la independencia india: la declaración de un estado de excepción, en 1975, que llevó a miles de opositores a la cárcel e impuso la censura.

La entonces primera ministra justificó la medida por la tensión política y social que sufría el país, pero la mayoría de los historiadores coinciden en que sólo pretendía desbaratar un proceso judicial por irregularidades electorales que la habría apartado del poder.

Para Mukhopadhyay, a Modi le atrae un modelo cercano al chino: "una dictadura que promueve el crecimiento" como mejor opción que una democracia caótica que "afecta a la calidad del Gobierno y la estabilidad social".

Al actual primer ministro se le acusa de haber tolerado la matanza de un millar de musulmanes que perpetraron radicales hindúes en 2002 en Gujarat, la peor masacre de índole religiosa registrada en los últimos años en el gigante asiático, aunque diferentes investigaciones judiciales absolvieron a Modi.

Indira, por su parte, ordenó el asalto a sangre y fuego del Templo Dorado de Amritsar -sagrado para la minoría sij- donde se habían atrincherado radicales armados, en una operación que causó cientos de muertos.

La ex primera ministra pagó esta decisión meses más tarde cuando dos guardaespaldas sijs la mataron a tiros.

El magnicidio desencadenó gravísimos disturbios y una matanza callejera de sijs en Delhi que se cobró la vida de 3.000 personas.

A pesar de las semejanzas de carácter ambos líderes no podrían ser más diferentes.

Mientras Indira era la hija de Jawaharlal Nehru, uno de los padres de la India moderna y su primer mandatario, Modi tiene un humilde origen y trabajó vendiendo té de niño.

Si Indira defendía una política de izquierdas y tomó medidas como la nacionalización de la banca, Modi cree en el mercado, lo que le ha valido el apoyo de los grandes industriales del país.

Indira comenzó la dinastía Nehru-Gandhi, tras su asesinato su hijo Rajiv gobernó el país, y su nieto Rahul fue candidato en las últimas elecciones.

Modi no tiene descendencia y hoy ignoró el 30 aniversario de la muerte de la "mujer de hierro".

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