Un cuerpo de guardias fronterizos para cerrar los confines de la UE

El nuevo cuerpo europeo de guardias fronterizos y guardacostas, puesto en marcha este jueves con efectivos y medios reforzados, permitirá a la Unión Europea controlar sus fronteras marítimas y terrestres, para evitar en un futuro una crisis migratoria como la del pasado año.

El caos provocado por la llegada de cientos de miles de migrantes a Grecia en 2015 puso de relieve las limitaciones de la agencia europea Frontex, cuyos efectivos no bastaban para asistir eficazmente a los países situados en primera línea y preservar el espacio europeo de libre circulación Schengen.

El nuevo cuerpo reemplazará a Frontex, oficialmente a partir del jueves, reforzando esta agencia con sede en Varsovia. Sus efectivos permanentes aumentarán progresivamente hasta las mil personas, más del doble que los de Frontex.

Una reserva de 1.500 guardias fronterizos y guardacostas nacionales podrá ser movilizada rápidamente, así como equipos técnicos, que los países europeos tendrán la obligación de poner a su disposición a partir de diciembre de 2016.

La nueva agencia podrá también adquirir su propio material, frente a la situación de Frontex que debía sistemáticamente solicitar contribuciones a los países del bloque, en algunas ocasiones muy poco animados a responder.

La nueva agencia deberá vigilar permanentemente la situación en las fronteras exteriores de la UE, para lo que enviará oficiales de enlace a los países en las que sus límites se encuentren bajo presión.

Su mandato le permitirá enviar también oficiales de enlace a terceros países, fuera de la UE, y lanzar operaciones conjuntas con estas naciones. Asimismo, desempeñará un mayor papel en la coordinación de operaciones de devolución de migrantes en situación irregular hacia sus países de origen.

Otra de sus misiones será la prevención del crimen transfronterizo, con la posibilidad de recabar y tratar informaciones sobre personas sospechosas de llevar a cabo actividades criminales o en situación irregular. Estos datos podrá compartirlos con los países del bloque y con Europol.

Uno de los puntos más controvertidos del proyecto inicial de la Comisión Europea, desvelado en diciembre de 2015, era el poder imponer una intervención de la nueva agencia europea en un país desbordado, incluso si este último rechazaba solicitar su ayuda.

Esta disposición preocupó a varios países que temían por su soberanía. En el texto final adoptado, será el Consejo de la UE, que representa a los 28 países miembros, quien tome finalmente la decisión de una intervención en un país que no solicite ayuda.

Si este país la rechaza, el resto de naciones, especialmente las vecinas, podrán reintroducir controles en las fronteras interiores del espacio de libre circulación europeo. Esto representa una "amenaza de expulsión del espacio Schegen", estima la eurodiputada verde alemana Ska Keller.

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