El mundo suspira por las incertidumbre política y España crece más que nadie

  • Los oráculos de la economía y la pasta gansa financiera han cambiado sus vaticinios lúgubres para dar paso a una tendencia de mejora.

    El FMI tenga el deber de pronosticar, pero España y Rajoy no pierden la calma ante el panorama de futuro.

La acusación preguntará a Rajoy por la presunta financiación ilegal cuando coordinaba campañas o fue secretario general
La acusación preguntará a Rajoy por la presunta financiación ilegal cuando coordinaba campañas o fue secretario general
EUROPA PRESS
José Luis Roig / @joseluisroig
José Luis Roig / @joseluisroig

Si no lo leo no lo creo: “España, Estados Unidos y Reino Unido serán, por este orden, las grandes economías desarrolladas que más crezcan en 2017”, según las previsiones de primavera del FMI (Fondo Monetario Internacional). Sobre todo me impresiona lo de “por este orden” y que en ese nuevo orden económico España esté por delante de todos. ¿Es un nuevo milagro español? ¿Es un milagro más de Rajoy –el político que más avanza sin moverse del sitio, según Felipe González- o es una casualidad de ese destino económico imprevisible incluso para él?

Los oráculos de la economía y la pasta gansa financiera han cambiado sus vaticinios lúgubres para dar paso a una tendencia de mejora, las vacas gordas asoman –aunque nadie sabe con certeza si vienen para quedarse- según las curvas rampantes de los gráficos económicos.

Para España, una economía tan sui géneris como el propio Rajoy, la expansión alcanzará el 2,6% en 2017, lo que supone una mejora de tres décimas respecto a la última estimación de enero. Aunque somos los que más crecemos, no es un buen dato respeto a 2016, en el que crecimos un 3,2% del PIB. Y si nos fijamos en las predicciones para 2018 la cosa es aún más preocupante. Pero quien se atreve a estas alturas de la vida posmoderna fiarse de unos datos que van más allá de los seis meses. Quizá el FMI tenga el deber de pronosticar, pero España y Rajoy no pierden la calma ante el panorama de futuro y se aferran al presente pluscuamperfecto de ser la economía más boyante de 2017.

Los datos positivos del Reino Unido son más mosqueantes aún que los de España. Parece que el Brexit no deja huella inmediata y que sus efectos perniciosos serán más visibles a medio plazo: “La evolución ha sido mejor de lo esperado desde la votación, lo que apunta a una materialización más gradual de lo estimado de los efectos negativos de esta decisión”, señala el informe del FMI. Quizá por ello Theresa May ha decidido adelantar sus comicios generales al 8 de junio en vez de esperar a 2020, y reforzar su actual frágil mayoría parlamentaria. No las debe tener todas consigo para este futuro post Brexit para hacer un adelanto tan radical.

Más allá de Europa, incluyendo a la imprevisible norteamérica de Trump, la aceleración esperada y deseada desde hace tiempo parece tomar cuerpo. Las perspectivas de crecimiento mundial para 2017 se sitúan en el 3,5%. Aunque para 2018 preocupa el lento crecimiento de los países desarrollados, y sobre todo el freno, aunque sin marcha atrás, de la gran China, que a pesar de todo seguirá estando muy por encima del 6%.

Al vigía económico del capitalismo le preocupa algo más que los fríos datos económicos. Le preocupa que se produzca una desestabilización mundial por culpa de los problemas de desigualdad en los países ricos. Y que reducir los problemas de injusticia social ayudaría a evitar males mayores y a frenar el repunte del nacionalismo y su consecuente proteccionismo, situación que a medio plazo nos podría abocar a una dramática guerra comercial. La economía mundial no va del todo mal, lo malo son las incertidumbre políticas que acechan al mundo.

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