CATALUÑA. LASSALLE PIDE DIÁLOGO JUNTO A MASCARELL Y DESDEÑA LOS “PARÁMETROS CAINITAS DEL RUEDO IBÉRICO”

El secretario de Estado de Cultura en funciones, José María Lassalle, defendió este jueves el diálogo con quienes también están dispuestos a ejercerlo a pesar de las discrepancias ideológicas, como es el caso del delegado de la Generalitat de Cataluña en Madrid, Ferran Mascarell, a quien presentó en el Fórum Europa desdeñando las críticas guiadas por los “parámetros cainitas del ruedo ibérico”.
Lassalle presentó la conferencia de Mascarell organizada por Nueva Economía Fórum ironizando sobre las “desconcertantes coordenadas” que implican ver a un miembro del Gobierno y del PP presentando en las actuales circunstancias a quien representa a la Generalitat de Cataluña en Madrid, y se aferró a la “personal e intransferible heterodoxia” de ambos y a lo se puede entender como una “excéntrica normalidad”.
Explicó que Mascarell, que fue responsable de Cultura en el Ayuntamiento de Barcelona y en la Generalitat, es “alguien a quien aprecio sinceramente” después de conocerle y de trabar con él una “excelente relación personal e intelectual” a pesar de las discrepancias, o quizá gracias a ellas.
Subrayó que Mascarell ha llegado con el tiempo a la conclusión de que lo mejor para Cataluña es independendizarse de España y él defiende lo contrario, pero hizo hincapié en que Mascarell no ha llegado a esa conclusión por un apriorismo sino que ha hecho un proceso reflexivo desde un “federalismo catalanista decepcionado” hasta convertirse en un “independentista de razón”, no de fe ni de corazón, por lo que es alguien a quien “se puede ganar de nuevo” desde esa misma razón. Su caso, dijo, debería servir para una reflexión por parte de todos los que quieren que Cataluña siga siendo española.
Elogió de Mascarell su carácter “infatigable”, ansioso siempre por conocer y por aprender, su inteligencia emocional, su empatía, su voluntad permanente de “tender puentes” llevado por la curiosidad de conocer a los otros con una “pulsión amistosa” que le hace compartir con los demás una reflexión permanente sobre la vida a partir de palabras que nunca son vacías, como aquellas “tan del gusto del populismo político y periodístico”, sino propias de un interlocutor “desprejuiciado” que ha analizado y argumentado todo lo que dice.
Le considera capaz de empatizar con el otro “sin cuestionar lo que es” y ante él alertó de la existencia de un reto colectivo que requiere apelar a la responsabilidad y a la sensatez, a sumar y no restar, a comprender y no excluir para poder “tender la mano” algo que hará siempre Mascarell para “convencernos de que nunca es tarde para rehacer lo que aparentemente está roto” si dentro late el deseo de conocer realmente al otro y comprenderlo para “ser nosotros mismos”.
Al tomar la palabra, Mascarell se apresuró a disculparse por las molestias que esa presentación pueda ocasionar a Lassalle, pero se mostró convencido de que habrá muchas más personas que alaben la capacidad de diálogo de las que critiquen. Explicó que se siente “un poco más enriquecido” siempre que habla con Lassalle a pesar de que uno sea liberal y el otro socialdemócrata, uno contrario a la independencia y el otro federalista que en este momento votaría sí a la independencia.
Los dos, dijo Mascarell, podrían formar parte de ese partido que defendía Albert Camus formado por personas que no solo pretenden convencer a los otros sino “escuchar”, porque ambas deberían ser las claves de la política.

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