Irritación en Reino Unido tras entrevista de euroescéptico Farage con Trump

El "establishment" británico expresó su irritación tras la entrevista del jefe del partido euroescéptico británico Ukip, Nigel Farage, artífice de la victoria del Brexit, con el futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Farage, considerado durante mucho tiempo como un 'outsider' de la política británica que fracasó siete veces en hacerse elegir diputado, hizo una abierta campaña en el referéndum del 23 de junio a favor de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.

Cinco meses más tarde, la victoria de Donald Trump en la elección presidencial estadounidense ha sido comparada con la del Brexit, propulsando una vez más al Ukip y a su jefe al primer plano.

Ni el sí al Brexit ni el triunfo de Trump habían sido pronosticados por los sondeos y ambos votos son considerados como un acto de rechazo de las clases populares al "establishment".

Farage hizo campaña en favor de Trump, a quien considera un aliado en su lucha contra la globalización y las élites.

Cuando la semana pasada ganó la elección Donald Trump, Farage se apresuró a viajar a Estados Unidos donde el sábado fue recibido durante 50 minutos por el futuro presidente en la Trump Tower de Nueva York.

Una foto de ambos hombres - Farage sonriente y Trump con el pulgar hacia arriba en señal de victoria- fue publicada en todos los diarios británicos con el titular: "La victoria de los outsiders".

Nigel Farage propuso de inmediato ejercer de intermediario entre la futura administración estadounidense y la primera ministra Theresa May, pero la portavoz de ésta rápidamente zanjó que era innecesaria una "tercera persona" en la relación May-Trump.

Algunos políticos calificaron la visita de "política showbiz" o de "delirio de autosatisfacción", aunque otros acogieron favorablemente la oferta de Farage, pues podría ayudar a entablar unos sólidos vínculos comerciales tras el Brexit.

"Vivimos hoy un período muy poco convencional y debemos pensar al margen de los caminos trillados" dijo a la BBC Radio el exministro conservador de Defensa, Gerald Howarth. "Vale la pena hablar" con Farage, aseguró.

Farage "tiene un vínculo personal evidente" con el presidente electo y éste "parece una persona que aprecia este tipo de relación", opina el profesor Rob Ford, especialista de la derecha radical en la universidad de Manchester.

Pero Ford expresa dudas sobre el carácter sincero de la propuesta.

"Es típico de Farage. Eso le permite presumir de esta amistad, y provocar a la gente a la que no quiere en el seno del partido conservador", explica.

Las relaciones entre el Ukip y los conservadores han sido siempre glaciales, en especial desde que el partido antimigración empezó a atraer a los electores 'tories'.

Farage fue excluido de la campaña oficial en favor del Brexit pero mantuvo el protagonismo en los debates sobre la inmigración, pese a las acusaciones de racismo, que se reveló ser una estrategia victoriosa.

Pese a haber sido educado en un colegio privado y haber trabajado como corredor en la City, Farage ha cultivado meticulosamente una imagen de hombre ordinario, a golpe de cervezas consumidas en los pubs.

Siempre defendió que la idea de un voto en favor del Brexit era un voto contra el orden establecido, un mensaje que trasladó hasta el Mississippi, donde ya se reunió en agosto con Donald Trump, entonces en plena campaña.

Al considerar su "misión cumplida", Farage acababa entonces de dimitir al frente del Ukip, partido que cofundó en 1993 y bajo cuyas siglas es eurodiputado desde 1999.

Pero se ha visto obligado a retomar las riendas del partido a la espera de que sea designado un nuevo jefe.

En todo caso, subraya Rob Ford, "aparte Donald Trump, es difícil pensar en alguien que haya pasado un mejor año".

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