Rousseff denuncia en Uruguay intento de "revertir" conquistas sociales

La destituida expresidenta brasileña Dilma Rousseff denunció este viernes en Montevideo lo que considera un proceso que busca "revertir" conquistas sociales en el continente americano, en un acto organizado por la principal central sindical uruguaya.

Rousseff, que realiza en Uruguay su primer viaje al exterior desde que fuera apartada del poder, para participar de varios eventos organizados por la central sindical PIT CNT y el gobernante Frente Amplio, dijo que hay en la región quienes quieren "continuar con la más perversa desigualdad".

"Quieren revertir todas las conquistas sociales. Me preocupa mucho que este sea un proceso que tenga una característica continental", exclamó en medio de aplausos de trabajadores que marcharon en el marco de una "Jornada continental por la democracia y contra el neoliberalismo", según la convocatoria.

Rousseff defendió a los gobiernos de izquierda de la región e hizo una encendida defensa de la democracia, en alusión a lo que su Partido de los Trabajadores denunció como un "golpe parlamentario" para destituirla.

"Sin democracia no hay cómo luchar contra la desigualdad, no hay cómo ser solidario, no hay cómo colaborar entre nuestros pueblos", expresó la exmandataria en medio de gritos de "Fora Temer" (Fuera Michel Temer, actual presidente de Brasil), lanzados desde la multitud.

Más tarde, en un acto político en la sede del gobernante Frente Amplio, abundó en el concepto. "Hay un proceso en curso en América Latina que es muy grave. No estoy hablando de la vuelta de una dictadura militar. (...) Lo que estamos viendo en el mundo es la conviviencia dentro del régimen democrático de medidas de excepción. Veo el 'impeachment' (juicio político) como una medida de excepción".

En ese contexto, sostuvo, "surgen personas como (el candidato presidencial republicano en EEUU, Donald) Trump, surgen propuestas de derecha casi neofacistas que son extremadamente peligrosas", añadió.

La exmandataria brasileña, destituida por el Congreso de su país el pasado 31 de agosto, almorzó en la sede del gobernante Frente Amplio, entre otros, con el vicepresidente de la República, Raúl Sendic, de acuerdo con el programa de su visita proporcionado por la coalición de izquierda.

Además fue declarada ciudadana ilustre de Montevideo.

Se trata del primer viaje al exterior de la expresidenta desde que dejó el palacio de Planalto.

El gobierno uruguayo que preside Tabaré Vázquez expresó en todo momento su respaldo al gobierno del PT en Brasil, y cuando se produjo la destitución de Rousseff, emitió un comunicado en el que consideró "una profunda injusticia" su salida del poder, en una declaración que generó polémica en el país.

Uruguay chocó además con el Brasil de Temer en el Mercosur por su voluntad de traspasar la presidencia del bloque a Venezuela. El canciller Rodolfo Nin Novoa denunció en el Congreso uruguayo un intento de Brasil de "comprar" la posición de Uruguay en este asunto, lo que valió un inédito llamado a consultas al embajador uruguayo en Brasilia por parte de la cancillería brasileña.

Vázquez terminó reuniéndose con Temer en Nueva York, al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas, para tratar de limar asperezas.

Consultada en rueda de prensa sobre si debería celebrarse un referéndum revocatorio del mandato de Nicolás Maduro en Venezuela este año, eludió la pregunta. En cambio, se preguntó si la "cláusula democrática" que algunos miembros del Mercosur reclaman aplicar a Venezuela, no debería utilizarse para Brasil.

Rousseff fue destituida en un juicio político, acusada de autorizar gastos a espaldas del Congreso y postergar pagos a la banca pública para mejorar las cuentas fiscales, y seguir financiando programas sociales el año de su reelección (2010) y a inicios de 2015.

Su vicepresidente, Michel Temer, asumió en su lugar hasta 2019.

Su salida del gobierno marcó el final de la era del PT en Brasil luego de 13 años en el poder, primero con Luis Inacio Lula da Silva y luego con Rousseff, que a partir de 2011 se convirtió en la primera mujer en gobernar el país.

Fue una salida trágica del poder para esta exguerrillera de 68 años, que heredó un país en pleno boom económico.

Pero su imagen se desgastó a la par del deterioro de la economía, el crecimiento brutal del desempleo y la inflación.

Las revelaciones de una trama delictiva en torno a Petrobras, que costó a la petrolera estatal más de 2.000 millones de dólares, fueron la gota que derramó el vaso para muchos brasileños, que se volcaron masivamente a las calles en protesta y con ello se fue al piso la popularidad de Rousseff.

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